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Fortalecer la clase media

Alejandro Díaz.- Por mucho esfuerzo que el Presidente y su partido hayan hecho por empobrecer a la población, la clase media sigue siendo la predominante en México. Lo que se denomina como “pobres” o “miserables” forman un porcentaje importante, pero no son más que quienes son capaces de mantener su nivel de vida por meses sin percibir ingresos. Quienes dependen de su ingreso diario para poder comer y satisfacer necesidades básicas son quienes se consideran como las clases menos afortunadas y que supuestamente serían las beneficiadas del régimen actual.

De la clase superior (económicamente hablando) no hace falta hablar mucho. Algunos supieron abrirse camino desde abajo con habilidades y esfuerzo, y muchos otros simplemente lo recibieron de su familia sin mérito personal alguno. Pero ningún capitán de empresa puede mantener su nivel (ni su empresa, ni sus ganancia ni puestos de trabajo ofrecidos) si se descuida o se duerme en sus laureles. Tampoco pueden sobrevivir quienes sin esfuerzo reciben la dirección de una empresa y no tienen el carácter para crear riqueza y compartirla con sus colaboradores.

Ser de clase media también tiene también mérito; implica un cierto nivel de esfuerzo, conocimiento, estudios y educación, pero sobre todo el interés por ascender en la vida. Aún sabiendo que jamás llegarán a ser millonarios se empeñan en la labor en la que destacan, y al tiempo que la desarrollan, encuentran la forma y el tiempo para convivir con su familia.

Es precisamente ese empeño por cuidar a la familia mientras trabajan en su nicho de desarrollo que la clase media ha fortalecido a Mexico. Quienes nacieron sin ventaja en la vida y tuvieron una infancia con pobreza (o miseria) frecuentemente son los que más se empeñan en buscar posibilidades de ascenso social. Trabajan más sin dejar nunca de pensar en su familia, y apenas tienen oportunidad de adquirir una casa o de enviar a sus hijos a una mejor escuela, la aprovechan. Todos quienes quieren en verdad salir de la pobreza, y se empeñan aprovechando sus recursos intelectuales, por muy limitados que se supongan, logran en poco tiempo formar parte de esa creciente clase media.

Para muchos hogares ser parte de la clase media significa que los dos padres tienen que trabajar, inclusive que sus hijos se vean forzados a apoyar la economía familiar antes de acabar la secundaria. Pero a diferencia de los menos afortunados, no se sientan a compadecerse de su mala suerte ni a dejarse atraer por vicios de todo tipo. La mayoría de los integrantes de la clase media en México se crecen ante la adversidad. Y aunque ya hayan sufrido “las vacas flacas” causadas por gobernantes irresponsables, vuelven a desarrollar su esfuerzo apenas pueden. Ni las fallas del “Perro” ni el error de diciembre detuvieron el crecimiento de la clase media. Lo retardaron pero al poco tiempo volvió su fortaleza.

Así va a ser tanto con la pandemia del COVID como con la crisis económica. Son obstáculos que temporalmente empobrecen a muchas familias, algunas cambiarán de casa o de auto y sin duda unas se verán obligadas a vender algún bien para sobrevivir, pero en pocos años se recuperarán y volverán a la senda a la que este gobierno les impide seguir. Este gobierno, al igual que el de López Portillo o el de Salinas, cargarán en su conciencia el atraso que sufren muchas familias por su política, pero no detendrán el crecimiento de la clase media.

daaiadpd@hotmail.com