Generaciones perdidas
Por Rafael Morgan.- En esta columna se han tratado diversos y muy graves asuntos en economía, seguridad, salud, medio ambiente, política, gobernabilidad y otros, pero como sus consecuencias se han agravado y precipitado en los años que lleva este gobierno, nos obliga a intentar evaluar el daño presente y futuro a la sociedad, principalmente a estas generaciones que les ha tocado vivir y sufrir las muy variadas crisis que se agregan a la pandemia, como la inflación, la ineficiencia del gobierno, los excesos en el ejercicio del poder, la falta de empleos, los ingresos insuficientes, etc.
1. Ya el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, Fernando Carrera Castro, en entrevista con El Universal, publicada el 18 de agosto, en la que señaló que “habrá una generación perdida por rezago educativo”, “pues los estudiantes de educación básica en México presentan un rezago de dos años de aprendizaje…” tanto por la pandemia como por el cierre de escuelas. Estima además que “si el gobierno no diseña una estrategia para recobrar los conocimientos perdidos… los niños y adolescentes de esta época se convertirían en una generación perdida”. Agrega además que el sistema educativo mexicano no logra que los niños aprendan a leer y escribir con cierta calidad y salen “con deficiencias en el razonamiento lógico-matemático y en la solución de problemas básicos”.
El gobierno por su parte parece que no ha captado ni dimensionado la gravedad del problema, pues determina cambiar de Secretaria de Educación a medio camino, además de que, tanto la anterior como la nueva, no muestran ni demuestran suficiente capacidad académica y organizativa para enfrentar los problemas; otra decisión que tomó este gobierno fue cancelar las Escuelas de Tiempo completo, sin prever cómo sustituirlas, dejando a maestros, padres de familia y educandos en el mayor de los desconciertos.
Todo el plan gubernamental consiste en cambiar la llamada “educación neoliberal” por una educación centrada en lo que llama la “felicidad del niño” y rechaza generar empleados para el sistema económico neoliberal; es pues una educación con enfoque ideológico hacia ideas marxistas ya superadas en el tiempo y en la práctica. El nuevo Plan de Estudios se refiere a muchas cosas, pero poco a la preparación de los educandos sobre cómo enfrentarse al mundo del trabajo, de la innovación, de la tecnología y la ciencia. Se creará pues una generación atrasada y desubicada.
Agréguese a lo anterior los problemas sindicales del SNTE y la CNTE, la deserción escolar que entre 2020 a 2022 fue de más de 1 millón 400 mil jóvenes y niños en los niveles básicos, así como la falta de capacitación adecuada del magisterio, la decisión de la SEP de no reprobar a nadie, la falta de equipamiento y la falta de mantenimiento de escuelas, para que se tenga una amalgama que sólo puede conducir a obtener una generación perdida en educación.
2. Se tiene en México también una generación perdida en manos del narcotráfico, a través del consumo de drogas, del reclutamiento de niños, jóvenes, adultos y hasta mujeres en el contrabando de estupefacientes, de armas, de dinero y de poder.
Los asesinatos de mexicanos realizados por otros mexicanos llegan ya a más de 125 mil en lo que va del sexenio, rebasando los 120 mil que se criticaron en todo el sexenio de Felipe Calderón. Niños “contratados” como “halcones” o “punteros” y como vendedores de drogas al menudeo o como “mulas” para llevar y traer armas, sustancias y recados. Jóvenes reclutados de todas las clases sociales, algunos como sicarios para asesinar en masa o individualmente a personas y rivales del “negocio”.
Toda una generación está también en los desaparecidos, en las fosas ocultas, en muertos no identificados en morgues y hospitales; miles de gentes desplazadas, miles de drogadictos, miles de feminicidios e infanticidios más los millones de ciudadanos víctimas de carteles, extorsionadores, asaltantes, bloqueadores de carreteras y caminos, ciudadanos que han tenido que huir de su casa, de su pueblo o que han tenido que “entregar” su negocio al “jefe de la plaza” o al cartel de la zona.
Esta es también toda una generación perdida en el infierno de la violencia, ante la indolencia, la complacencia o la indiferencia de un gobierno que no cumple con el mandato constitucional de proteger a los ciudadanos y a la sociedad; que no sabe o no quiere hacer lo que le corresponde y abandona a toda una generación con el pretexto de que así le heredaron el país, herencia que el propio presidente se comprometió a solucionar.