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El Señor presidente, la terca realidad y el “arte” de tragar sapos

Por Tomás Pichardo.- 

Alejandro Sánchez, colaborador de El Heraldo de México publicó este lunes 9 de septiembre una nota de opinión sobre la visita de López Obrador a Tamaulipas, estado gobernado por el panista Francisco García Cabeza de Vaca.

En dicha nota, el articulista afirma que “en Tamaulipas, como en el resto de la República, hay una situación complicada en seguridad”, realidad que contradice el dicho del presidente de que la gente en México vive feliz, feliz, feliz.

“En un encuentro privado con el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, tuvo la realidad ante sus oídos y sus ojos de cómo, incluso, la Guardia Nacional, en lugar de ayudar, ha complicado la estrategia que tenía el ejército en coordinación con las autoridades de justicia local para reducir los índices de criminalidad” escribe Alejandro Sánchez, confirmando lo que muchos pensamos, que las diversas “estrategias” del Gobierno de la 4t, en lugar de ayudar a mejorar las cosas, las complican.

Y a continuación sustenta su afirmación con un claro ejemplo: “Resulta que en la frontera de Miguel Alemán con Nuevo Laredo, un retén de efectivos militares que había contenido a los grupos delincuenciales fue retirado por la Guardia y eso dio pie a los delincuentes para meterse en los últimos días y poner en riesgo los resultados que se habían logrado”.

Más adelante el analista constata una realidad de la política en general: “aunque en días pasados el gobernador habló fuerte acusando a la Federación de no poner de su parte para evitar el ataque y emboscada en contra de policías estatales en Nuevo Laredo, López Obrador y García Cabeza de Vaca terminaron caminando abrazados durante una gira de trabajo en Soto La Marina”. Puede no gustarnos, pero así son los políticos, un día pueden estar insultándose hasta el límite y luego aparecer juntos como si nada y eso es ni más ni menos el “arte” de comer sapos, muy usual en la política.

En esta nota también Alejandro Sánchez consigna una de las clásicas expresiones del presidente: “¡Al carajo con la delincuencia! ¡Fuchi! ¡Guácala!”, dichos con los que acostumbra “encandilar” a la gente, haciéndoles sentir por lo coloquial del lenguaje que este presidente sí los entiende… aunque no resuleva nada.

Concluye el analista de el Heraldo esta nota diciendo: “La realidad supera la ficción y ni en Tamaulipas, ni Michoacán, ni Morelos, ni Veracruz, ni en la CDMX puede afirmarse que hay felicidad, en tanto la inseguridad es el tema que sigue quitando el sueño a las familias”. Muy acertado el comentario ¿a poco no?.