EL GANSO DE TROYA
Por Alejandro Díaz.- Lo sucedido en Culiacán la semana pasada es sin lugar a dudas lo más grave que ha sucedido en el sexenio. Se cedió en la demanda ciudadana de seguridad pública dejando en libertad a un detenido que debía ser enjuiciado y encarcelado. Se cedió a la amenaza. Un operativo mal planeado y peor ejecutado llevó a la rendición incondicional del Estado Mexicano. Por una supuesta lucha no violenta contra la delincuencia se dejó en libertad a un enemigo de la sociedad.
El gobierno aduce que liberó al hijo del narcotraficante más conocido para no poner en riesgo a la población civil. Pero con orden de arresto con fines de extradición organizaron su captura sin medir el tamaño del reto, y lo más grave, dejaron la puerta abierta para que los malosos repitan la estrategia criminal en futuras capturas.
No es el único caso de narcotraficantes que han sido liberados o dejados de perseguir. El propio jefe del Ejecutivo ha declarado en forma reiterada que no piensa combatir al crimen organizado, sino encontrar formas pacíficas para transformarlo. Cree que frases despectivas (guácala, fuchi) o regaños de madres y abuelas harán que los criminales enderecen sus conductas. Pudiera considerarse ingenuidad, pero también son frases para esconder otras conductas.
AMLO declaró repetidamente en sus más de 12 años en campaña que “primero los pobres” y que “no debe haber nada por encima de la ley”, y ahora en la Primera Magistratura, llevará a cabo ambas promesas. Sin declararse abiertamente socialista ha tejido alianzas no muy claras con regímenes dictatoriales de ese corte (Cuba, Venezuela, etc.). Sin embargo, sus acciones hacia el narcotráfico hacen suponer agendas escondidas al estilo del Caballo de Troya.
Este Caballo está en el recuento de un episodio de la guerra de los griegos contra Troya. La Iliada fue trasmitida en forma oral por cantores populares hasta que se le dio forma escrita alrededor del año 800 antes de nuestra era. En ella se relata como los griegos, cansados por los 10 años de asedio a la ciudad de Troya, aceptan la sugerencia de Odiseas (Ulises en la tradición latina) de fingir que abandonaban el campo de batalla en sus naves, dejando de obsequio un enorme caballo de madera. Como éste era muy grande, los troyanos abrieron sus murallas para introducirlo en la ciudad. Por la noche salieron del interior del caballo un puñado de guerreros griegos que sorprendieron a la guarnición troyana, que no pudo alertar sobre los barcos que regresaban a destruir la ciudad.
El ingenio de Odiseas de crear el caballo para conquistar Troya es tema de investigación de quienes se dedican a estudiar la guerra, la política y la diplomacia. Hacer creer que se hace una cosa para realizar otra ha sido táctica muy frecuente en la historia de la humanidad.
Si el titular del Ejecutivo realmente busca convencer de que no tiene agendas escondidas debiera ser más claro, no en declaraciones, sino en acciones. Lo que hasta ahora ha llevado a cabo sólo ha logrado inhibir la inversión productiva, la creación de empleos y el crecimiento de la economía. Por supuesto no ha logrado disminuir la miseria ni la pobreza aunque en sus declaraciones estemos ya en un mundo ideal.
Mientras siga combatiendo al crimen sólo con declaraciones y no con acciones bien planeadas y llevadas a cabo inteligentemente, deberemos seguir denunciando que tenemos un Presidente que es Caballo de Troya del narcotráfico; todo un Ganso de Troya.