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¿De verdad perdieron AMLO y Morena con el fallo en contra de la “Ley Bonilla”?

Editorial.- Sin duda el freno que la SCJ impuso a la llamada “Ley Bonilla” representa un avance de la oposición frente a la hegemonía del presidente de la República y el ánimo que tiene de imponer a todos su proyecto transexenal de la 4T, que por malo es totalmente indeseable.

Desde luego el festejo de este hecho fue grande entre las fuerzas políticas y sociales que se opusieron desde un inicio al despropósito del gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, de permanecer en el poder por 5 años, siendo que había sido electo por 2 años nada más. Con toda justicia quienes celebraron fuerte este hecho fueron los y las legisladoras panistas, quienes desde el primer momento manifestaron su rechazo de forma clara y contundente.

En todo este escenario es curioso que la secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero, saliera a medios a celebrar dicho fallo, como si deveras fuese una gran convencida del respeto a la legalidad y al orden democrático. El comentario surge porque no hay que olvidar que la secretaria penduleó entre el sí y el no, ante la pretensión del gobernador Jaime Bonilla y en cierto momento hasta se puso cínicamente de lado del político bajacaliforniano. En fin, las cosas que se ven ¡y las que nos faltan!.

Otro personaje que llama poderosamente la atención es el ministro Arturo Zaldívar, quien ante el fallo, sostuvo que la suma de violaciones en que incurrió la llamada “Ley Bonilla” tenía un efecto corruptor de la democracia. “Se maquinó un fraude a la Constitución y a la soberanía popular” dijo. Y llama la atención porque dicho ministro desde que quedó como presidente de la SCJ estuvo marcado como una pieza del Presidente López Obrador, o sea como un presidente a modo.

Este punto es importante reflexionarlo. Primero, si de verdad Arturo Zaldívar actuó con independencia ¿significa que rompió con AMLO? ¿significa que nunca fue un peón del presidente en su juego político de cooptación del poder Judicial?. Y dos: ¿O es una estrategia maquiavélica de López Obrador para “limpiarse la cara” en estos momentos de crisis de su proyecto de la 4T?.

Es difícil afirmar que así es, pero dado que el presidente juega con las reglas del beisbol, mientras que la oposición sigue creyendo que juega fútbol, no sea que con otra de sus marrullerías le esté dando atole con el dedo a tirios y troyanos. Por el bien de todos, hay que tener cuidado y construir con bases firmes un frente opositor que haga verdadero contrapeso a sus fallidas estrategias en varios campos sensibles de la vida del país.