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Dictadores a la carta…

Esther Quintana.- El tema de la semana y lo que le sigue está a la vista: las elecciones generales de los vecinos de arriba. A ver si algo se nos mueve a los mexicanos y al que nos desgobierna desde Palacio Nacional después de ver el espectáculo que está “brindando” el candidato de los republicanos a continuar como presidente de los gringos. Hay una frase muy conocida que proviene de la expresión latina Barbam propinqui radere, heus, cum videris, prabe lavandos barbula prudens pilos, en castellano: “Cuando ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Es un dicho que nos invita a la prudencia y a la prevención, nos advierte que cuando veamos lo que sucede a otras personas en situaciones parecidas a las nuestras, actuemos para no replicar los mismos errores, o que si no tenemos más alternativa, lo enfrentemos en mejores condiciones. A ver si somos capaces.

Trump y López Obrador comparten similitudes de talantes y conductas, de “moditos”, diría mi tía Tinita. Hoy vengo muy proclive al latín. El Divide et impera, lo traen a flor de piel. La frase se la atribuyen al dictador y emperador romano Julio César. Se refiere a una estrategia que consiste en indisponer a unos contra otros. Trump y López la han hecho suya. El objetivo es enfrentar a nacionales contra nacionales, en nuestro caso, mexicanos contra mexicanos. Es el “conmigo o contra mí”, no admite tesituras.

Y en tiempos electorales se acentúa la perversión. Se fomenta la lucha de clases, el divisionismo se exacerba, todos contra todos. Se ejecuta sin prurito alguno. El objetivo primordial es que los ciudadanos nos convirtamos en enemigos sin importar que seamos moradores de la misma patria, e incluso en linchadores de x o y personaje político que traiga atravesado el ínclito de Palacio. Con todo este des…propósito se trata de desviar la atención de los estragos que han acarreado su vergonzosa incapacidad e ineficiencia.

López Obrador cada mañana y en cuanta oportunidad se presenta machaca su inmaculada conducta, su proverbial honestidad – ya anunció que va a dar a conocer una nueva cartilla moral – , su lucha denodada contra la corrupción y la impunidad, sus logros para llevar al país a la prosperidad…en fin, la diatriba que usted conoce a fuer de repetirla una y otra vez. “Dime de que presumes y te diré de que careces…” Estoy muy refranera.

Y todo este discurso para tapar su falta de oficio político, su arrogancia que acabará por hundirlo tarde o temprano. No nos está llevando a puerto alguno, derrumba pero no construye, se aísla en el mundo paralelo que su inconsciencia le dicta, se niega a aceptar la realidad que su insensatez va generando. Odia y lo traduce en burla y/ o desprecio a todo aquel que le señala sus metidas de pata, abomina a quien lo contradice, a quien no comparte sus posturas lo ubica como su enemigo. Dice que los gobernadores aliancistas le han faltado al respeto a su investidura presidencial y por ello se niega a recibirlos y manda a que los “entretenga” a una señora que da pena ajena, que papel tan indigno ha aceptado. Si de faltas al respeto se trata, él no tiene competidor al frente. Su gabinete se desdibuja en el día a día, porque él lo que necesita son súbditos, no expertos en las diferentes áreas de la administración pública. Pobre México, lo está desmantelando. Mintió cuando dijo que lo transformaría…Bueno, no dijo en qué.

A mí, no sé si a usted también, me va quedando claro que su proyecto político e ideológico colectivo es la anulación de la democracia. Los politólogos Steven Levitsky y Daniel Ziblatt en su libro Cómo mueren las democracias expresan que las democracias actuales ya no se destruyen con tanques de guerra, sino con políticos electos que acaban con las instituciones democráticas de manera paulatina. Trump está vociferando que no aceptará el resultado de las elecciones porque son fraudulentas, y no presenta prueba alguna. López Obrador ya tiene práctica en eso. O sea, las reglas solo sirven cuando gano, cuando pierdo, no.

El año que entra tenemos elecciones en México. Y no se trata de cualquier elección, es trascendental para el país que se le ponga un contrapeso al Ejecutivo Federal. Ese equilibrio es el que hará la diferencia entre una nación hundida bajo la arbitrariedad y el abuso de un hombre dominado por el hambre de poder y vacíos interiores de todo género, y el México en el que cabemos todos y en el que vivir como gente, pero TODOS, deje de ser aspiración. Hace tiempo que esto debió de haber sucedido, pero la mezquindad de unos y la indiferencia, la complicidad y la ignorancia de otros, no lo han hecho posible. ¿Por cuánto tiempo más vamos a seguir cargando semejantes lastres? Debiera de caérsenos la cara de vergüenza.