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EL ICEBERG QUE POCOS VEN

Alejandro Díaz.- Todos, políticos y comentaristas, opositores y partidarios del gobierno, están muy ocupados bien sea atacando o defendiendo sus posiciones sin ver que un iceberg lleva tiempo en el horizonte. Creyendo que la 4T es tan inundible como el Titanic, unos y otros se empeñan en su tarea sin tomar en cuenta lo verdaderamente importante que sucede a su alrededor.

El tesoro de la 4T no son los pobres (el 70% de los muertos por COVID no habían terminado primaria) a los que supuestamente atenderían en sus objetivos; tampoco son los “planes prioritarios” de Dos bocas y el Tren Maya. Lo que más les importa son las empresas productivas del Estado: CFE y PEMEX. De ellas la consentida con preferencia y recursos, es PEMEX, incluso contaminando el ambiente.

Con medidas regulatorias absurdas, la CFE deja de consumir energías “limpias” (solar y eólica) y se vuelca a consumir combustóleo. Este subproducto de la destilación del petróleo es muy contaminante, tanto que internacionalmente los barcos de cabotaje han dejado de usarlo. El cabotaje local lo sigue empleando porque para el gobierno mexicano PEMEX es más importante que la salud de marineros y pescadores. Ni por casualidad buscan una solución ecológica a los productos del petróleo. Se ve que la ecología no es lo suyo.

Pero lo más grave es que a pesar de los miles de millones de dólares de recursos fiscales inyectados a PEMEX, la extracción de crudo y la producción de derivados sigue disminuyendo. Sin importar los pozos nuevos ni más plataformas marinas, no logran extraer más petróleo. De una meta de 3.4 millones de barriles diarios extraen ahora 1.9, y el año pasado llegaron a niveles ínfimos de extracción, la mitad de hace 20 años. Y la deuda externa de PEMEX ya casi sobrepasa la del gobierno federal.

La pandemia del COVID agudizó la caída de ventas de exportación y de sus derivados. Por la baja del precio del crudo, pero también por fallas en extracción y refinación vendieron 60 mil millones de dólares menos en el primer trimestre de este año, mismos que dejaron de aportar al fisco. Ya no pueden endeudar más a la empresa que perdió su grado de inversión por la deuda que arrastra, muy superior a la recibida en 2018. Grave caso en un país herido tanto en el ámbito de la salud, de la seguridad y en el económico. El gobierno está a las puertas de la quiebra.

Por eso el señor López busca diariamente un distractor para evitar que se vea obligado a abordar los problemas de PEMEX y de las finanzas nacionales. Todo le ha salido mal, no sólo han muerto más de 40 mil por la pandemia, otros 55 mil ha fallecido por la violencia y los cárteles cada día operan con más impunidad. Tampoco ha logrado mejorar el nivel de vida de los menos afortunados, incluso, la pandemia obligó a un confinamiento que causó desempleo y una contracción económica similar a los años de la Gran Depresión de 1929.

En pocos meses veremos que el gobierno tendrá que decidir si PEMEX se vende, se alía con inversionistas privados o si lo declara en quiebra. Ya no tiene de dónde obtener recursos para subsidiarla, apenas tiene ingresos para mantener operando la burocracia federal (acaba de recortar otros mil ochocientos millones al Sector Salud en medio de la pandemia). A este gobierno, que tiene tanto desprecio por la iniciativa privada, va tener que tragarse sus palabras y entregar la joya de la corona.

daaiadpd@hotmail.com