Una plaga maldita: la corrupción tolerada
Esther Quintana Salinas.- Cuando nacemos somos oro puro. Traemos una ley moral intrínseca, sabemos desde que somos pequeños que decir mentiras, no es bueno. Después, nos vamos contaminando, hacemos mal uso del libre albedrío del que venimos dotados, empezamos a restarle relevancia a las acciones