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UNA ALIANZA PAN-PRI SERÍA UN ERROR GARRAFAL

Marcos Pérez Esquer.- De cara a la elección de 2021, algunos dirigentes del PAN, del PRI, y de otras fuerzas políticas, han puesto sobre la mesa la posibilidad de ir en alianza.

Parten de la idea de que frente al desastre que ha significado para el país el arribo de Morena al poder, es menester unir a toda la oposición para quitarle al gobierno la mayoría en la Cámara de Diputados, y obtener mejores resultados en lo local.

Coincido en la conveniencia de que el PAN explore la posibilidad de construir una alianza con otras fuerzas políticas, y sobre todo con la sociedad civil, pero no puedo estar más en desacuerdo con la propuesta de que esa alianza incluya al PRI.

Es innegable que el PRI carga con un desprestigio enorme, construido a pulso durante décadas de abuso, dispendio y latrocinio. No veo razones suficientemente válidas para que el PAN, que ya carga con algunos pecados también, acepte sumar a su historia, una parte del desprestigio priísta.

Con una coalición en la que coincidan ambos, no podría evitarse que el PRI le transfiera al PAN una parte de ese desprestigio. ¿Cómo podría cualquier militante panista en el futuro volver a criticar los desvíos de poder del PRI, o distanciarse de ellos frente a los argumentos de Morena?

Ante la opinión pública, esa alianza diluiría las diferencias profundas que sí hay entre el PAN y el PRI.

Mientras que este nació desde el poder, para mantener a un grupo en el poder, aquel nació desde la sociedad, para competir por el poder; eso explica el talante autoritario que siempre caracterizó al PRI, y la sostenida vocación democrática de Acción Nacional.

El PAN tiene un pensamiento político sólido y un programa claro; el PRI no tiene una ideología auténtica; el llamado “nacionalismo revolucionario” no es más que un conjunto de ideas sueltas e incoherentes.

Lo que al PRI le importó siempre, fue el poder por el poder mismo, y eso es lo que lo conecta con Morena. De hecho, Morena abreva del PRI, porque ambos son populistas. No son de izquierda, ni de derecha, ni de nada, se acomodan en donde convenga para mantener el poder. Por eso es más real un “PRIMOR”, que un “PRIAN”.

El PAN nace justamente para hacer frente al sistema autoritario impuesto por el PRI durante la mayor parte del siglo pasado, mismo que ahora reedita Morena. Aliarse con el PRI (o con Morena), sería una gran contradicción histórica.

Para colmo, no habría manera de que una coalición de ese tipo no fuese identificada en la opinión pública como el “PRIAN”, lo que le daría la razón histórica -al menos discursivamente- a López Obrador, que siempre ha sostenido esa infundada narrativa de que el PRI y el PAN son iguales (o que son lo mismo).

Pero además, no es verdad que una alianza simplemente sume las preferencias de las partes, no; muchas veces -casi siempre-, las partes pierden una porción de sus simpatizantes porque muchos de ellos no están dispuestos a apoyar, y mucho menos a trabajar, por el “aliado”. Sin duda eso ocurriría en este caso. Es clarísimo que muchos panistas no estarían dispuestos a votar, ni a hacer campaña, por una coalición que integre al PRI, y viceversa. Y con brazos caídos no se puede luchar.

De hecho, hay estudios que revelan que, tanto para la mayoría de los panistas, como de los priístas, la segunda opción es Morena. Esto quiere decir, que si el PRI y el PAN se unen, muchos de sus simpatizantes preferirían a Morena.

En las encuestas en las que se pregunta ¿por cuál partido NUNCA votaría?, el PRI es siempre el que gana, y por mucho. El PRI es la última opción para la mayoría del electorado. El PAN se aliaría justo con el partido al que nadie quiere, ¿qué sentido tiene? La alianza le haría un favor a la 4T, discursivamente, y en términos de votos.

El país seguirá necesitando del PAN por mucho tiempo. Morena pretende enquistarse en el poder. El PAN debe estar ahí, y estar fuerte, para frenarlo. Flaco favor le haría a ese propósito una alianza con el PRI. El efecto simbólico podría resultar devastador para el PAN. Vamos, hasta ganando perdería. Se asestaría un duro golpe al que en realidad es el único partido que en el futuro podría hacer contrapeso a Morena. Recordemos que no todo termina en el 2021, ahí estará la revocación en 2022, y la gran batalla de 2024.

Respetuosamente sugiero a las y los dirigentes de Acción Nacional, considerar el consejo de su fundador, don Efraín González Luna de tener “la serenidad bastante para apartar el episodio del momento, efímero, circunstancial, para ver más hacia adentro, más hacia el frente y más hacia arriba”.