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¡YA CHOLE CON LAS MUJERES!

Por René Mondragón

HAIGA SIDO COMO HAIGA FUE

El escribano inicia con una clase de Pre-Historia: Güicho Cisneros, primera voz del destacado trío Los Dandys, entre otras, compuso una canción titulada “Tres Regalos”; todo un clásico para quienes, como este amanuense, tenemos un poco más de 30 años en el odómetro.

Viene a colación el comentario musical, porque en la presente administración federal, jamás –en las homilías y anatemas matutinos- se le entregará a los mexicanos, ninguno de estos tres regalos: Defensa de la dignidad de las mujeres; la economía nacional y el narcotráfico. Es decir, esos temas para el monólogo presidencial no cuentan, no son merecedores de atención e importan un pimiento en la visión de todo lo que tiene que hacer el Estado mexicano.

APERTURA TOTAL

El mandatario mexicano es un hombre de apertura total, absoluta. Cada vez que puede, abre un nuevo frente, como si de verdad tuviese pocos temas para resolver.

Dos son los más recientes: el respeto a las mujeres mexicanas y por extensión, todo el tema de las denuncias del tripudo morenista y presidente del comité de aplaudidores del presidente, el señor Félix Salgado Macedonio.

PETICIONARIOS DE JUSTICIA

El asunto de Salgado Macedonio tiene, inicialmente, 3 vértices: Uno, en el que, por respeto a la propia dignidad, con tantas y variadas denuncias por ataques sexuales a varias mujeres, debería de renunciar a sus aspiraciones en Guerrero.

Un segundo vértice: Que el poder judicial funcione y ejerza las atribuciones que le otorga la norma legal en casos como éste. Y tercero, entender que el aspirante a gobernar el estado de Guerrero, se convirtió en factor de unidad nacional: las mujeres –incluidas sus compañeras de sector y de movimiento morenista, le exigen _ no le piden, le ruegan o le recomiendan; le exigen- que renuncie a la candidatura; que rompa el pacto de impunidad, protección, solapamiento, complicidad, obscenidad o sin vergüenza cara dura, que lo protege desde el Palacio Nacional.

“PEROGRULLADA”

Es la oportunidad para que el mandatario le dé un buen soporte a la legitimidad con la que empezó a gobernar; pero también es su talón de Aquiles, por la misoginia que desde siempre, el inquilino de Palacio ha demostrado.

Verdad de Perogrullo, en el marco de referencia presidencial, no aparecen las mujeres de este país. Por eso les dijo directamente, como capturó la nota el periódico Reforma: “Ya chole con los ataques de campañas promovidas”

FUERA DEL RADAR

Esto es, todas las mujeres que se han manifestado y expresado su total y absoluto desacuerdo con la protección presidencial a un personaje cuestionado y varias veces denunciado, presenta un par de evidencias fuertes: De entrada, es prioritaria la cobertura y cobijo a la figura de Salgado Macedonio; y, en seguida, la definición y el mensaje en cadena nacional: las mujeres, el respeto hacia ellas, hacia su dignidad, al extraordinario valor que ellas representan y proporcionan al país, le tiene sin cuidado. No importan. Están fuera del radar presidencial.

ESCENARIOS

De inicio, si las presiones de todas las mujeres –incluidas las morenistas- no impiden que Salgado Macedonio abandone la candidatura, quedarán expuestos dos razonamientos: Se ratifica la misoginia presidencial a ultranza; y se reafirma lo que han señalado diversos analistas: eso de la democracia, no se le da al presidente. Lo que cuenta es todo el poderío sexenal que se acumule y ejercite, al cabo que, para eso está en la silla del águila.

Y como siempre, el populismo encuentra y cifra sus ataques alrededor del “enemigo exterior”. Por eso acusa a las mujeres que expresan su contrariedad, como las que organizan campañas prefabricadas para estropear su ya abollada imagen.

REITERACIÓN

Alguna vez, el monero más agudo de la prensa escrita, el maestro Paco Calderón publicó un trabajo en donde, por una puerta ingresaban a otro espacio una hilera de burros, torpes y engreídos, y por la otra, con la purificación presidencial, salían prácticamente, en olor de santidad y todo su pasado quedaba en el olvido. ¿Excesivo? Favor de preguntarle a Ovidio.