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500 AÑOS

Por Alejandro Díaz.- Este año se cumplen 500 años de sucesos que marcan nuestra historia y nuestra cultura, y son el cimiento del México de hoy. Si bien el territorio de lo que hoy es México estuvo poblado por distintas etnias que dejaron su impronta en imponentes pirámides y hermosos templos, puede afirmarse que 1519 ha sido un parteaguas que debe conocerse a fondo.

A lo largo de ese año sucedieron eventos que nos siguen marcando hasta hoy, y que siguen siendo motivo de controversia entre nosotros. El primero fue en marzo de ese año cuando zarpó de La Habana una expedición de 11 naves hacia México. Después de un primer encuentro armado en Centla (hoy en Tabasco), establecen más tarde un primer asentamiento en lo que hoy se conoce como Antigua Veracruz, primer ayuntamiento de la América continental. De ahí sale Hernán Cortés hacia la Gran Tenochtitlán.

Después de muchas incidentes, el 8 de noviembre se encuentran Cortés y Moctezuma donde desde la Calzada de Iztapalapa entraba a la ciudad azteca. Un encuentro lleno de emociones porque el rey azteca creía que Cortés era Quetzalcóatl que retornaba y el español no sabía bien como abordar al gobernante de la ciudad más grande que había visto. No fue un encuentro ríspido gracias a la buena voluntad de ambos y a la ayuda de los traductores Malitzin y Jerónimo de Aguilar.

Después de ese primer momento Moctezuma alojó a los visitantes en el palacio de Axayácatl que se encontraba donde está el actual Nacional Monte de Piedad. Ahí pasaron 6 meses de tranquilidad hasta que se dio el incidente en Nautla donde perdieron la vida los españoles de la guarnición que ahí dejó Cortés. Fue un vano intento de detener a los aztecas que cobraban tributo a los totonacas. A partir de ahí se suceden hechos que llevan a la expulsión de los españoles de Tenochtitlán en la “noche triste”.

Después de 1519 los acontecimientos ya no fueron tan civilizados como en un principio y condujeron a una cruenta guerra que enfrentó a aztecas con los españoles que tenían como aliados a pueblos indígenas hasta esos momentos sojuzgados. La primera fase de lo que llamamos “la conquista de México” terminó el 13 de agosto de 1521 con la batalla de Tlatelolco, que el poeta describió “no fue triunfo ni derrota sino el doloroso nacimiento del pueblo mexicano” como recuerda la placa conmemorativa.

A los mexicanos de hoy la historia nos divide. Los defensores a ultranza de los aztecas desdeñan la participación de otros pueblos originarios. Éstos se unieron a los peninsulares para liberarse del pago del tributo en oro y seres humanos que les exigían los aztecas. Tampoco tienen razón los que ven a los españoles sólo como héroes que vinieron a cristianizar el Nuevo Mundo. La verdad está entre ambos extremos: los españoles buscaban fama y fortuna, los aztecas querían conservar su hegemonía y los otros pueblos originarios intentaban liberarse del yugo azteca.

Durante los 300 años de la dominación española, la “colonia”, el territorio comenzó a poblarse, se reafirmaron caminos, se establecieron métodos productivos y se amalgamaron culturas (la española y las de las distintas etnias, no sólo la azteca). La expansión del idioma fue lazo de unión entre las distintas comunidades, aunque sigue habiendo algunas que viven incomunicadas. Se impuso una sola religión, abundando casos de monjes y sacerdotes que protegieron a los indígenas contra abusos tanto de la autoridad como de patrones abusivos.

La mayoría de los mexicanos descendemos de esta fusión de culturas y debemos reconocer lo que todas ellas han aportado y siguen aportando a la construcción del México moderno.

daaiadpd@hotmail.com