Ciudad de México, 12 de julio de 2020.- El presidente Andrés Manuel López Obrador debe rendir cuentas claras de las razones que lo llevaron a Washington. ¿A cambio de qué y con qué beneficios reales para los mexicanos regresó? Porque no son suficientes los discursos melosos, las fotografías sonrientes, la cena o los buenos deseo. Después de la visita ¿qué debemos esperar?

Así lo advirtió el coordinador de los diputados federales del PAN, Juan Calor Romero Hicks al señalar que algo realmente provechoso debe existir cuando después de 18 meses de gobierno éste es el primer viaje al extranjero realizado por el presidente López Obrador.

Es obvia la importancia de los Estados Unidos y lo vital de ser buenos vecinos. Lo mismo la trascendencia de la entrada en vigor del TMEC, –la única buena noticia económica producida por el gobierno morenista–, sin embargo, los desafíos ante la insolencia reiterada por Trump hacia los mexicanos y el alto riesgo de tener deferencia por uno de los candidatos a la presidencia, sin equilibrar su presencia con el partido demócrata, permite creer que algo trascendente se consiguió.

Porque quedarse únicamente con las expresiones de buenos amigos y que ya olvidamos el agrio pasado, no justificarían la falta de respuestas y soluciones a los problemas derivados de nuestra relación, como el de seguridad, el tráfico de armas y drogas, la migración, el agua, la educación, la ciencia y la tecnología y el medio ambiente, entre otros muchos.

Estamos esperando que la Presidencia de la República responda qué ganaron los migrantes con la visita, qué se puede confiar para la mejoría económica de México en la peor crisis de esta generación, qué hay para las Pymes, el empleo, la inversión norteamericana en nuestro país, el combate a la pandemia, hubo algún compromiso para evitar la imposición de nuevos aranceles a nuestras exportaciones.

“Hay que decir que, si el único beneficio de la cumbre fue tratar de mejorar la imagen de los mandatarios, el viaje habría salido muy caro”, enfatizó.

La gira fue un evento sin sustancia ni valor agregado, pues nunca un presidente mexicano había estado en Estados Unidos sin reunirse con la comunidad de nuestro país y la declaración conjunta podría haber realizado a través de una videoconferencia.

Dijo que el presidente López Obrador se metió en medio de la contienda electoral en el vecino país del norte y, si accedió a reunirse con el candidato del Partido Republicano, muy altos serán los costos para México al no haber tenido la cortesía de dialogar con el otro aspirante del Partido Demócrata.

“Es por esto que en el poder legislativo estamos en nuestro papel de exigir del presidente se presente un informe claro y preciso de las conversaciones. Porque de lo que sí hay constancia es que justo horas antes de la visita a la Casa Blanca, Donald Trump hizo patente su falta de respeto a los mexicanos, cuando acudió a supervisar su muro en la franja fronteriza de Arizona”, agregó.

Romero Hicks indicó que mientras el presidente Trump ha doblegado al presidente de México, exigiendo un escudo fronterizo militarizado en el sur de nuestro país, por su parte, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau sí leyó la ocasión con prudencia, sensibilidad y diplomacia, declinó la invitación en una actitud más digna, eludiendo inmiscuirse en la política electoral de su vecino.

Lo cierto es que no se trató de una visita de Estado y que por primera vez no se tuvo contacto con la comunidad mexicana.