¿REVERSIBLE?
Por René Mondragón
NADIE LE DESEA MAL
Desde luego, nadie en su sano juicio, le desea mal al presidente ni a ninguna otra persona. Ese pensamiento que se burla no solo es grotesco y de mala entraña –como se dice en España-, sino que, adicionalmente, refleja un comportamiento patológico que tantas veces se ha señalado, aún del mismo presidente mexicano y de otros congéneres como Hitler, Mussolini, Maduro, Chávez o Castro.
Desde esta columna, le deseamos al mandatario que se recupere y recobre pronto la salud. Y eso es completamente independiente de que se esté o no, de acuerdo con lo que dice o lo que hace. Es elemental sentido cristiano y de buena cuna.
DUDAS RAZONABLES
Los mexicanos –así de generalizado el concepto- siempre bien dispuestos a asumir la cultura del sospechosismo, porque como dicen los rancheros, “la burra no era arisca”, cada vez que los funcionarios públicos dicen algo que parece bueno al oído, fruncimos el ceño y usualmente, pasa lo contrario de lo que se pregona. Y en estos años de gobierno, así se ha marcado. “Vamos bien”, cuando en realidad, vamos bastante mal.
Por lo mismo, ante el anuncio del contagio presidencial –que demostró que la “fuerza moral” divulgada por el hijo putativo de la 4T, que impedía que el presidente pudiese enfermar- ha caído por tierra, como casi todo lo que se proclama en las mañaneras.
Las vendettas del respetable, hechas meme aparecieron por doquier. Desde las narrativas razonables deseando pronto restablecimiento al mandatario, hasta las de aguda crítica, asegurando que lo “lo único positivo” de este sexenio, ha sido el resultado del examen de COVID19.
VARIAS HIPÓTESIS
Al igual que mi admirada María Luisa Aspe, el escribano confiesa su primera “sospechosidad” (perdonando el neologismo): Ante la baja de popularidad y los deficientes resultados, el presidente finge la enfermedad para salir, días después, tremendamente vencedor del bicho.
La duda vale porque –a pesar de las actitudes y, eventualmente, necedades presidenciales (evitar el cubre bocas y la sana distancia, por ejemplo) suena ilógico que sus más cercanos no lo hayan obligado a vacunarse, o que su amigo Marcelo no le haya conseguido la vacuna en Estados Unidos o bien, que Tatiana o Romo no le hayan gestionado “un adelantito” con Pfizer o Astra Seneca, y por ello siempre presumía su fortaleza.
EL ENDOSO
Otra coyuntura para la duda: Como todo el dinero –fideicomisos incluidos- ya se fue para el Chu-Chu Maya, Santa Lucía y los estadios de béisbol, obviamente, no hay dinero para comprar la cantidad de vacunas que se requieren.
Tiene lógica: Solo se han vacunado el 0.4% de los mexicanos. Y escasamente, una cantidad menor –solo promotores del voto y funcionarios gandayas- lo ha hecho con las dos vacunas. De aquí que, el pensamiento estratégico del presidente genere un endoso genial y oportuno, para quitarse de encima la responsabilidad y endosarla a empresarios privados y gobernadores. Así, es previsible el clásico “yo te aseguro que yo no fui”
VA LA TERCERITA
Como se dice en las chacareras argentinas: ¡Y va la tercerita! Y mientras doña Olga Sánchez sale de circulación –como ya pasó con Jesús Ramírez y varios más- la salida del escenario matutino, también puede deberse a posibles nuevos movimientos en el gabinete para desmarcar a López Gatell y deslindarlo de las 150 mil familias enlutadas por la incompetencia y la falta de estrategia. Así, se ganaría algo de tiempo –y algunos muertitos más- para diseñar cualquier otro distractor.
Es bien sabido que el INSABI es un fracaso; que no hay estrategia de vacunación; que nadie sabe qué es lo que harán en las brigadas de vacunación, lo soldados y “los voluntarios” que nadie conoce y tampoco se sabe de dónde saldrá el dinero para solventar sus sueldos y sus gastos.
Como dice la doctora Aspe: Ya es tarde, pero ojalá reaccione el presidente, antes de que el daño sea irreversible.