LA CENSURA SOY YO
Por René Mondragón
LA PROFECÍA
Todo mundo se “pitorreó” –neologismo dixit- de este amanuense, cuando coincidimos con varios analistas y observadores de la Res Pública, al señalar que la militarización del país, la voracidad de acaparamiento de los recursos públicos, las proclamas incendiarias y divisorias; las cifras carentes de soporte y la interminable tentación de hablar, hablar y hablar todo el tiempo, cayendo –obviamente- en las mentiras y opacidad que tanto daño han hecho a los mexicanos, eran el mejor símbolo de que “El pueblo soy yo… el Estado soy yo…el de la fuerza moral y no de contagio, soy yo….Y el que nadie está encima del caudillo” eran las mejores evidencias de un populismo trasnochado y un nacionalismo a ultranza.
SE CUMPLIÓ
Dice el maestro Krauze que el populista se adueña de la palabra e inventa la verdad. Nada más cierto. Se rifa un avión que no se rifa; se aplana una curva pandémica que rebasa ya los 150 mil muertos y la cifra récord de contagios y contando.
Cuando el mandatario habla de economía, crecimiento del PIB, narco y violencia, parece referirse a Dinamarca, Suiza o Alemania. Y lo peor, “la maldita realidad” lo alcanzó en sus resultados y en su mermada salud a pesar del maquillaje, las luces y un buen camarógrafo.
EXTERMINANDO CONTRAPESOS
Por eso, las fobias y las filias del presidente dirigidas con puntería a cualquier persona, organismo e institución que contraríe su pensar. Es dueño de la verdad revelada y no hay de otra.
Indudablemente, las redes sociales se convierten –cada día con mayor fuerza- en esa realidad que hace caer los sueños del ungido, a pesar de la cohorte de voces que llenan de incienso al mandatario, con todo y el riesgo de tiznarlo.
AHORA RESULTA
La idea del senador-termineitor Monreal y la propuesta presidencial, ahora se encaminan a impulsar el exterminio de las redes ajo el eufemismo de “regulación” de las mismas.
Como bien señala Luis Cárdenas, pisar las redes es ubicarse en un terreno tan pantanoso como de alto riesgo, pregúntese a Trump. Pudieran dialogar con el presidente, pero ése no es el estilo de gobernar. Pregúntese a Twitter y a Facebook.
La vendetta del movimiento del que es propietario el inquilino de Palacio, clama en una cólera digna de mejores temas. Sostiene el analista Cárdenas: “porque se vieron reflejados en el espejo de Estados Unidos y Donald Trump, porque están conscientes de que han abusado de la comunidad digital y que ha violado, una y otra vez, las reglas de convivencia. Saben que usan bots y que ahora ya no será tan fácil. Saben que manipulan. Saben que esa impunidad terminará muy pronto.
Se acabó el negocio fácil para empresas como Neurona Consulting que lo mismo apoyó a partidos y gobiernos de izquierda en México, Bolivia, Venezuela o España donde, por cierto, tiene abiertas investigaciones por manipulación electoral”
MANIPULACIÓN DE LAS REDES
Totalmente viable. Hay grupos poderosos, granjas de bots teledirigidas, tendencias inventadas por “odiadores profesionales” como les dice Cárdenas, cuyo destinatario son los opositores al régimen. De aquí que, al dificultar el avance de los perfiles de odio, las plataformas detecten con facilidad las campañas de manipulación de informaciones.
EL RIESGO GRAVE
¿Qué proponen Monreal y el presidente? De inicio, un ataque frontal a la libertad de expresión que sería controlada y dirigida, censurada y rasurada por el gobierno; pero en adición se pisotearía con claro cinismo el derecho de las empresas para determinar a quién aceptan en sus redes.
Ningún gobierno democrático puede conculcar esos derechos ni obligar a algún medio a que publique determinada información.
La conclusión de Cárdenas es genial. Si el gobierno quiere publicar solo aquella información que le resulta conveniente, pues que cree su propia red. El ejemplo se ha dado en Venezuela y Cuba. Un Granma a la mexicana que le permita al gobierno hablarse, elogiarse, postularse y auto felicitarse. Esto es, estatismo y totalitarismo puro.