SITUACIÓN CRÍTICA DEL PAN (Segunda Parte)
Salvador Abascal Carranza.- Prometí escribir un segundo artículo sobre la situación crítica del PAN, pero en el ínterin pasaron algunas cosas que, a mi parecer, la situación que ya era crítica se convierte en algo aún más crítica.
Jean Danielou escribió Scandale de la Vérité (Escándalo de la Verdad) que dice, entre otras cosas muy valiosas que, si por causa de la verdad, se provoca un escándalo, es preferible escandalizar antes de ocultar la verdad.
Vivimos hoy un verdadero delirio y anarquía de las palabras; el mejor caldo de cultivo para los sofismas. Como en la época de Sócrates, los sofistas se han multiplicado y, para descubrirlos, dice Platón, sólo hay que pedirles definiciones claras. La visita de algunos dirigentes de VOX (entre ellos a su presidente, Santiago Abascal) a algunos senadores del PAN, no debería haber pasado de una reseña de lo acontecido en el senado y en el Club de Industriales (en donde yo estuve presente) si no fuera porque, para la mayoría de los medios de información de México, constituyó una ocasión privilegiada para manifestar su ¿odio? Y provocar un escándalo. Diría más bien rechazo (para no caer en la misma trampa) a posiciones doctrinales firmes como las del partido español VOX, y el cada vez más desdibujado doctrinalmente PAN. Sería demasiado extenso dedicar espacio a aclarar cada uno de los epítetos, así que me limitaré a tratar de definir sólo los que me parecen más significativos.
Fascista, homófobo, misógino, racista xenófobo, islamófobo, anti-derechos.
¿Qué es el fascismo? “Para el fascismo –dice Mussolini, creador del mismo-, el Estado es un absoluto delante del cual individuos y grupos son lo relativo. Individuos y grupos no son pensables sino en cuanto pertenecen al Estado, y está por el individuo en cuanto éste coincide con el Estado”. (Citado por Guido Bartolotto en Lo Stato en la Doctrina Corporativa). Marx, por su cuenta, perteneció a la llamada Izquierda Hegeliana, de donde toma su concepto de Estado, sólo como transición para llegar a la “sociedad sin clases”. El Estado, para él, es una superestructura del sistema burgués, pero es necesario como transición para gestar la dictadura del proletariado. De ahí la expresión de Lenin, que después toman los fascistas en 1925: “Nada fuera del Estado, todo dentro del Estado y nada, absolutamente nada, contra el Estado” (Costamagna, Diritto Publico Fascista). Como se ve, fascismo y comunismo son extremos que sí se tocan. Ambos se inspiran en Hegel, para quien el Estado es el “Espíritu Absoluto” encarnado en la realidad. ¿Es esta una concepción, siquiera cercana a VOX o al PAN? ¡Grave error! (o sofisma) de quienes así los califican. Sólo basta con conocer sus declaraciones de principios.
¿Qué es la homofobia? Es un término que designa a quienes tienen aversión por los homosexuales, por ser homosexuales.
Del rechazo se pasa fácilmente al odio, según el diccionario de los grupos LGTBIQ+. No dudo de que haya personas o grupos que sí odien a los homosexuales, pero afirmar que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, no dice nada sobre el rechazo o el odio a otros seres humanos. Hay países en los que está prohibido decir eso, porque es calificado como “delito de odio”. Sólo por mencionar unos casos, en Canadá y EE UU hay profesores que han sido destituidos de su cátedra sólo por decir que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, cuando se trata solamente de la definición de un hecho incontestable. El PAN (y VOX) siempre se ha opuesto a llamarle matrimonio a la unión de parejas del mismo sexo, primero, porque esa unión niega la naturaleza del matrimonio y porque esto trae consigo el supuesto derecho de la pareja homosexual a adoptar niños, derecho que ni la pareja heterosexual, ni ningún hombre o mujer por separado tienen. El derecho corresponde al niño, al menor, por aquello que dicen los tratados internacionales sobre proteger el bien superior del menor. Por cierto, la pareja homosexual más famosa en el mundo de la moda, Dolce & Gabbana, han negado categóricamente el derecho de los homosexuales a adoptar niños, entre otras cosas, porque no quieren que los traten (a los niños) como si fueran mascotas o trofeos para exhibir a los cuatro vientos. Nadie, en su sano juicio, puede calificar estas posturas de pensamiento de VOX y del PAN de homofóbicas, a menos que sean de muy mala fe.
¿Qué es la misoginia? Dice el diccionario de la RAE que “es la aversión u odio a las mujeres”. La ley de Violencia de Género”, contra la cual se ha manifestado abiertamente VOX, establece que una mujer puede denunciar a un hombre de violencia, sin obligación de probar nada, para que el hombre vaya a la cárcel o sea sujeto de altas multas, y que sea el hombre el que deba probar su inocencia, es decir, la carga de la prueba recae siempre en el acusado y no, como debe ser en cualquier país civilizado, en la parte acusadora. Y este es solamente uno de los aspectos de esa ley que quiere derogar VOX en el parlamento.
¿Es esto realmente misoginia? Yo le llamo sentido común.
Afortunadamente, no llega aún a México, aunque no debe tardar, esa ola que pretende “destruir el patriarcado”, como afirma el gobierno social-comunista de España. El PAN, desde su fundación promovió el voto de la mujer, como gobierno, la creación del Instituto de la Mujer y ha promovido siempre la inclusión de la mujer en la política y en la sociedad.
¿Racismo, xenofobia, islamofobia? Estos epítetos no van con el PAN, pero igual lo hacen cómplice, dicen sus detractores, de VOX, al que sí se los aplican. Hace pocos años, después de una negativa más de Europa, para que Turquía perteneciera a la Unión, Erdogan, el sátrapa que gobierna ese país se hizo eco de lo que dijo uno de los imanes musulmanes: “Conquistaremos Europa, no con las armas, sino con los vientres de nuestras mujeres”. Vox quiere una migración ordenada, es decir, legal, consciente de que va a haber cada vez menos españoles para el relevo generacional. Preferir que los migrantes sean de preferencia hispanoamericanos y legales no es racista, xenófobo ni islamófobo.
¿Anti-derechos? ¿Cuáles son los derechos humanos que les negamos, y a quiénes? Ellos (los sofistas) se refieren a la batalla principal de estas cultural wars en las que estamos comprometidos. Es la lucha por el respeto a la vida. Se trata del aborto, de la eutanasia, de la eugenesia; pero también de la familia de la libertad religiosa y de educación. Por ser tan amplio el tema, lo debemos dejar para mejor ocasión, no sin decir que los derechos que defendemos los promotores del Humanismo Trascendente son inherentes al ser humano y por lo mismo son parte de su naturaleza; en cambio, no existe el derecho a la matar al más inocente de los seres humanos; no existe el derecho de la mujer sobre otro cuerpo, por más pequeño que sea, ni existe el derecho del Estado sobre el derecho a la educación de nuestros hijos, entre otros… ¿Anti-derechos, dijeron?