Coahuilenses, ¿qué queremos para Coahuila?
Esther Quintana.- El pasado 5 de junio tuvieron elecciones seis estados de la República, ya sabemos los resultados y también de los recursos interpuestos ante los tribunales por los inconformes. Y el año próximo las habrá en Coahuila y en Edomex, también lo sabemos. Dejo a Edomex y me centro en Coahuila, en la tierra que habito desde hace más de 40 años y que es tan cara a mi corazón. Me preocupa sobremanera el destino que le daremos en 2023, porque de ello derivarán consecuencias que no atañen sólo al ámbito político, también el social, el económico, el emocional, sentirán su impronta. Está en nuestra decisión hacia dónde queremos ir. No serán unas elecciones más, el contexto nacional impactará, porque está convulso y la inestabilidad de acuerdo a lo que se ve, irá in crescendo. La inflación la acusan alta y eso nos golpeará a todos, a los más pobres más duro, y va al alza este sector; inseguridad imparable, da horror enterarse de tanta miseria interior traducida en más crímenes, en más vejaciones a criaturas inocentes. El COVID nos puso una paliza que nos dejó temblando, y aún no hay cura. Por mencionar algunos de los males que nos aquejan como sociedad. Y lo increíble es que esto debiera alebrestarnos como receptores directos, pero no ocurre así. Lo acabamos de ver en las elecciones del domingo 5 de junio, la desafección por la política ganó una vez más, el abstencionismo volvió a campear. Es una dicotomía que se antoja ilógica, a mayor crisis más indiferencia ciudadana. Y, sin embargo, estimo que ya es hora de mirar la realidad de otra manera y abrirle paso a algo diferente. La política inteligente no es otra cosa sino el arte “volver posible lo imposible”.
¿Por qué no andar por una vía distinta? ¿Por qué no concebir las elecciones del 2023 como una oportunidad de transitar a un estado de cosas diferente a lo que hasta ahora hemos vivido? ¿Por qué seguir bregando con cuanto tenemos más que sabido que no le sirve a la entidad? No más resignación, no más silencio, no más volver la vista hacia otro lado porque estimamos que es mejor ignorarlo en vez de componerlo o de plano desecharlo. Atrevámonos a hacer lo impensable. La clase política necesita que la ciudadanía le dé una lección que la estremezca, que la obligue a repensarse. El miedo está dominando las decisiones, y no es justo ni sano, tiene que partirse de la racionalidad, imponer el análisis de la inteligencia y no permitirnos la intervención de las vísceras. Nomás pondere el daño que se está causando al país porque en 2018 se le dio rienda suelta al odio, al resentimiento, al hartazgo, a la promesa –incumplida– de que la corrupción sería abatida en un santiamén. Como si eso funcionara por decreto.
Ya está usted escuchando nombres de los que suspiran por llegar a la gubernatura, no se trata de personas que no les conozca aunque sea de oídas su paso por diferentes cargos públicos. Y si no se sabe pues hay que informarse. Votar a ciegas es igual de dañino que no votar, porque suele llega lo peor de lo peor. Obligue a los partidos políticos a avalar en las candidaturas a personas que por su preparación académica y práctica sean los idóneos para el cargo, y también que no se trate de raterazos con embozo de honorables. Es en mucho, este desinterés, el que ha propiciado que la política se encuentre tan devaluada y que arrastre semejante lastre de desprestigio. ¿No está harto de que le mientan? ¿No le indigna que sus gobernantes vivan como sátrapas y que haya tanta miseria entre muchos de los gobernados? La miseria engendra frustración, adicciones, inseguridad, delincuencia, suicidios, homicidios… todo cuanto hace odiosa la vida de un ser humano.
Haga que su voto le sirva a Coahuila, porque usted es Coahuila. Castigue a los partidos, aliancistas o no aliancistas, que le presenten candidatos o candidatas que no tengan el perfil para el cargo que son postulados. No se olvide que no únicamente se elige titular del Poder Ejecutivo, también diputados. No se deslumbre por el despliegue de propaganda electoral que le cargan al aspirante a gobernador, céntrese en los que quieren ser sus representantes en el Congreso local, présteles toda su atención. Son ellos los que pueden hacer la diferencia entre lo que es hoy Coahuila y lo que puede ser.