Por Augusto Díaz

En todo proceso electoral entran en juego muchos factores que influyen en la percepción de los electores. Uno de estos son las plumas tóxicas, que la mayoría de las veces escriben por encargo ($$$) toda suerte de “linduras” en contra de algún candidato.

Hay que diferenciar las críticas negativas honestas, de las que tienen toda la “mala leche” del mundo y cuyo propósito es destruir.

A Ricardo Alemán, analista político de Milenio, le he seguido por algún tiempo y siempre me ha parecido que evidentemente, es una pluma al servicio del gobierno peñista. En este proceso la encomienda que tiene, por supuesto, será desprestigiar a los oponentes de José Antonio Meade. El martes 9 de enero publicó una nota titulada ¡Pánico de Anaya y Amlo!. Ignoro de donde saca tal conclusión, pues Anaya no se ve de ninguna manera “apanicado”, más bien se le ve “echado para adelante”.

Lo cierto es que la tarea de los electores que gustan de mantenerse informados, será quitar la paja de lo que no lo es, leyendo con cuidado los juicios críticos que seguramente se harán sobre los contendientes del proceso de 2018.

No hay que olvidar que aún hay otras contiendas en curso por las candidaturas locales, muchas de ellas al interior de los partidos, como es el caso del PAN y también en este escenario hay plumas tóxicas. Lo malo es cuando se emiten “fake news” sobre los propios compañeros, lo cual se convierte en un fuego amigo, por decirlo de alguna forma. Noticias falsas que en todo caso son como boomerangs que golperán al propio partido.