No lo muerda por favor…
Esther Quintana.- Cuando el hombre se percató de que ni la ley del más fuerte, ni la del Talión –ojo por ojo y diente por diente– no les servían para pararle a sus conflictos y por ende para vivir en armonía, nació la ley. Y bajo su imperio y por elemental sentido común la adoptaron desde hace siglos. No obstante, y eso lo sabemos muy bien en nuestro país, aquí la ley en muchos ámbitos es letra muerta muerta y violarla es el deporte favorito de malandros de todo estrato socioeconómico y por supuesto de funcionarios públicos, de cualquier nivel. Hemos tenido a lo largo del siglo XIX, XX y lo que va del XXI individuos en la Presidencia de la República sin patria ni matria, que no se han devorado al país del todo porque no les ha pegado la gana, pero le han dado de dentelladas a discreción, sin nada ni nadie que les ponga un hasta aquí. ¿Y sabe por qué, estimado, estimada leyente? Porque en México nomás existe la división de poderes en el papel, porque aquí no hay pesos ni contrapesos… ah… y también por algo que escasea por toneladas: PARTICIPACIÓN CIUDADANA. Empezando porque la educación que se imparte en las aulas está muy lejos de despertar conciencia y sentido de pertenencia a esta noble tierra, salvo el 15 y 16 de septiembre, el patriotismo se mantiene enlistado en el último lugar de las “cosas” que debieran importarnos a los mexicanos. Solo así puede explicarse que nos valga una pura y dos con sal hacia donde nos lleva el actual Presidente de la República. Es que el tipo es popular, más popular que Biden… No sé si reírme o soltar el llanto. Con popularidad no se arregla el estado de cosas en el que hoy estamos inmersos. Y empecé hablando de la importancia de la ley, porque al Presidente no le interesa. No le guarda ningún respeto, ya nada más falta que nos diga la frase que le atribuyen a Luis XIV: L’Etat c’est mois. O sea, en palabras “mexicanas”: México es mío ca… y yo hago aquí lo que se pegue mi regalada gana. Y con la ley lo está haciendo. Nada más ordena a sus súbditos y estos obedecen.
El espectáculo del Senado esta semana fue denigrante y él remató diciendo que si no pasa su capricho de mantener al Ejército cuatro años más en la calle, pues vuelve a mandar “SU” iniciativa ¿No era la promovente una diputada priista? ¿Por qué se regresó a comisiones? Pues de sobra es sabido, porque le faltaban a sus lacayos nueve votos para reunir la mayoría calificada. Y han de juntarlos tope en lo que tope y cueste lo que cue$$$$te. Igualito que en la Cámara de Diputados, a corruptos y “centaveros” los cuadraron.
Y ustedes, estimados leyentes, guarden los nombres de los diputados que votaron a la militarización del país y también los de los senadores cuando les llegue su turno y cóbrenselas a ellos y sus partidos en 2023 en Coahuila y Edomex y en 2024 en las elecciones federales. La militarización es un paso más hacia la dictadura, y no estoy alucinando, ni escribiéndolo nomás porque no tengo otra cosa mejor que hacer. El Presidente quiere a las fuerzas armadas de su lado, ya son ingenieros, economistas… bueno hasta políticos. ¿No escuchó el mensaje del general Luis Cresencio Sandoval a los diputados y senadores increpándolos para votar por la reforma constitucional de su “patrón”? Y que fecha tan inapropiada eligió, el 13 de septiembre. Da pena ajena el general, a ese grado los ha domado López Obrador. Mire en que se convirtió el médico López-Gatell, un tipo con títulos académicos. Y el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, Luis Sandoval, quien llama a la unidad nacional con el cuento de que la patria requiere de una sociedad más unida. Si su jefe es el que divide todos los días al pueblo de México. ¿Y qué me dice del presidente nacional de Morena? El discurso de Mario Delgado en 2017 era muy distinto del de hoy: “Nuestro país cae en una peligrosa espiral de militarismo donde 210 mil personas han sido asesinadas durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto”. ¿Y ahora?
¿Hasta dónde va a ser la caída? ¿Este es el legado de nuestra generación a los niños y a los jóvenes? Vuelva la vista a Centroamérica y al cono sur y mire como viven los países –si es que se le puede llamar vivir– que mordieron el anzuelo del socialismo que redime. ¿Sabe quiénes se quedan a morir despacio, los más pobres y la otrora clase media?