Por Tom Pich

Se dice que todo proceso electoral debería ser una fiesta democrática, sin embargo, “gracias” a la intervención de ciertos actores el gozo de dicha fiesta se va al pozo. Actores que tienen la encomienda de hacer la guerra sucia en contra de los adversarios de quien los contrata o de quien goza de sus preferencias, aparecen en todos los procesos de elección de nuevas autoridades, lanzando lodo permanentemente para desprestigiar al de enfrente.

Son como moscas en un vaso de leche o como moscas en la sopa, pues su presencia en el escenario de una campaña es notoria y además repugnante. Son los difusores de lo que hoy se llama “fake News”, es decir, noticias falsas, cuya potencia y poder destructivo es tal, que incluso han obligado a que el INE y Facebook hayan firmado un convenio en contra de esta nociva práctica.

Uno de los espacios que se han convertido un caldo de cultivo favorito para estos bichos son las redes sociales, en estas, las moscas de la democracia hacen su propio basurero para lanzar basura desde allí en contra de todo aquel que no goce de su simpatía. Ellos, los promotores de la guerra sucia son tan indeseables y latosos como las moscas e igual que dichos bichos parecen ser indestructibles, sin embargo los antídotos en contra de ellos deben ser el buen juicio para discernir lo verdadero de lo falso y el remedio del poco caso, para no difundir sus “Fake News”, para evitar que empañen lo menos posible la fiesta democrática.