México, mal en productividad, investigación e innovación
Por Rafael Morgan.- Estuvo en México, en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, el físico Roee Ozeri, vicepresidente del Instituto Weizmann de Ciencias de Israel, quien expuso en entrevista publicada en Reforma el 6 de febrero, que “no puedes restringir a los investigadores. Si quieres que la gente sea creativa, que sea atrevida, que vengan con ideas audaces, tienes que ser tan ilimitado como se pueda y no tratar de conducir a las personas en ciertas direcciones” y agrega que “a los gobiernos a menudo les gusta financiar investigación en direcciones predeterminadas y pienso que eso es un error enorme, enorme. No podrías estar más equivocado… dejamos a la gente seguir sus sueños científicos… Apoyamos con base en la excelencia y no en ideas preconcebidas…” O sea que para potenciar la economía hay que fomentar el talento y la creatividad.
Israel asigna el 5.4% de su PIB a investigación y desarrollo, contra el 0.3 del PIB asignado en México, asignado, pero no gastado, pues, aunque en el presupuesto se anuncian 25 mil millones de pesos en el gasto total, lo cierto es que nunca llega ese dinero al Conacyt y Universidades donde se está investigando.
Este régimen se ha caracterizado por tomar decisiones contra los investigadores, contra la ciencia y la tecnología y ha eliminado o suspendido becas y apoyos a científicos, investigadores e instituciones académicas que tienen programas que buscan el desarrollo tecnológico del país. La prueba más reciente se tiene con la iniciativa de la nueva Ley General en materia de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación (Ley HCTI), elaborada por el Conacyt, en la cual se pretende controlar el conocimiento para promover ideas del gobierno.
Si no existen en México políticas y programas que impulsen la productividad nacional en los dos factores básicos de capital y trabajo, nunca será posible que la economía crezca en índices mayores a los del aumento de la población y de sus necesidades. Everardo Elizondo, profesor de Economía en la Business School del ITESM, en su columna “Productividad, la Clave Ausente” del 14 de noviembre, en Reforma, expone que “En México, la fuerza laboral crece… un poco menos del 1.9% al año, desafortunadamente su educación (y preparación) está lejos de ser la apropiada… pues según las pruebas del PISA (2018), los estudiantes quedaron en lugares 35-36 entre 37 países de la OCDE”, y concluye que “para lograr que la economía de un país crezca en forma significativa y sostenida… habría que mejorar la educación; promover la inversión productiva; gastar inteligentemente en investigación y desarrollo y, por supuesto, creando y fortaleciendo las instituciones correctas…”
Según informes del Banco del Desarrollo de América Latina, “México tiene una de las mayores brechas en productividad laboral comparando las MiPymes y las grandes empresas”. Si en México el 99% de las empresas son de tamaño micro, pequeño y mediano, la productividad que se logra es mucho menor que la que obtienen las empresas grandes. “Así, las micro empresas sólo obtienen un 14% de la productividad que obtienen las grandes compañías” y aunque las MiPymes generan más empleos, aportan menos valor a la economía y tienen una menor inversión en capacitación de sus trabajadores… ya que sólo el 2.4% de las microempresas ofrecen entrenamiento a sus empleados” (según nota en Reforma del 4 de octubre de 2022).
Además de todo lo anterior, Miguel Ángel Margain, en columna del 24 de octubre de 2022, cita que “la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual en su Índice Mundial de Innovación, recoge el análisis de 132 economías, en el que México, que de 2007 al 2017 había escalado 10 posiciones, retrocedimos del lugar 21 en 2021 al lugar 55 en 2022. El presupuesto para la investigación y la innovación, que de acuerdo con la Constitución debe de ser el 1% del PIB, importe que nunca se ha asignado. El autor Margain, del Despacho González Asociados expresa que ”el Estado de Derecho influye en la innovación pero México tiene una calificación reprobatoria de 28.7% para un pobre lugar 104 entre 132 países” y en cuanto a la normatividad de negocios se está apenas en el lugar 93.
Así México sin presupuesto para la investigación, sin adecuado Estado de Derecho y sin normatividad correcta para los negocios, está transitando en sentido equivocado, sin posibilidades de un mayor crecimiento económico y social.