Grasas Trans, un paso más
¿Por qué los alimentos de nuestros niños tienen que contener un ingrediente tan poco seguro? Tedros Adhanom
Éctor Jaime Ramírez Barba.- Eliminar las grasas trans es clave para proteger la salud y salvar vidas. La Organización Mundial de la Salud ha estimado que cada año la ingesta de grasas trans causa más de 500,000 muertes por enfermedades cardiovasculares. Por ello, esta semana, aprobamos en la Cámara de Diputados una reforma a la Ley General de Salud para eliminarlas de los alimentos fritos, procesados o empaquetados.
Hay dos fuentes principales de grasas trans: 1) Naturales -carnes y productos lácteos-; 2) Industriales, formadas a través de un proceso industrial que añade hidrógeno al aceite vegetal, lo que hace que el aceite se vuelva sólido a temperatura ambiente, es económico y existen menos posibilidades de que se eche a perder, por lo que los alimentos elaborados con él tienen una mayor vida útil. Algunos restaurantes utilizan aceite vegetal parcialmente hidrogenado en sus freidoras, porque no tiene que cambiarse tan a menudo como otros aceites.
Las grasas trans pueden encontrarse en una variedad de alimentos como los alimentos horneados comerciales, pasteles, galletas dulces y tartas; manteca vegetal; palomitas para microondas; pizza congelada; masa refrigerada, como galletas y bollos de pan; frituras, incluidas las papas fritas, las donas y el pollo frito; crema de leche para café sin lácteos y margarina en barra.
Estas grasas trans añadidas aumentan el riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2. Además, las grasas trans producen un efecto perjudicial en los niveles de colesterol. Hay dos tipos principales de colesterol: 1) Colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL) “malo”, que puede acumularse en las paredes de las arterias, lo que hace que se endurezcan y se estrechen. 2) Colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL) “bueno” que recoge el exceso de colesterol y lo lleva de nuevo al hígado.
Es tiempo de precisar que las grasas son un tipo de nutriente y debemos comerlas -no grasas trans-, pues son necesarias para el mantenimiento del tejido nervioso, las hormonas, controlar la inflamación, ayudan a la absorción intestinal de las vitaminas A, D, E y K, propocionando beneficios para la salud y reduciendo el riesgo de la enfermedad. No más del 25% de nuestros requerimientos de calorias por día deben ser grasas.
Nuestro país se adhirió en 2018 a un plan que incluía el examen de las fuentes dietéticas de grasas trans de producción industrial y de los cambios de política necesarios; el fomento de la sustitución de las grasas trans de producción industrial por grasas y aceites más saludables; legislación o aprobación de medidas reguladoras para eliminar las grasas trans de producción industrial -como la aprobada por nosotros-; evaluación y seguimiento del contenido de grasas trans en los alimentos y de los cambios del consumo de grasas trans por la población; concienciación de los planificadores de políticas, los productores, los proveedores y la población sobre los efectos negativos de las grasas trans en la salud; y la obligación de cumplimiento de las políticas y regulaciones.
Aquí le comparto algunos consejos prácticos para disminuir el riesgo cadiovascular: Evite la comida rápida -casi siempre contiene grasas trans-, evite los alimentos fritos; limite la cantidad de carne roja que come, en cambio, coma pescado, aves y proteínas vegetales; use aceite de canola cuando esté horneando; use aceite de oliva cuando esté cocinando, también puede usarlo en lugar de aderezo para ensaladas y para untar sobre el pan; haga elecciones de refrigerios más saludables, por ejemplo, coma un puñado pequeño de cacahuates sin sal o edamame (frijoles de soya) en lugar de papas fritas; pruebe una porción de aguacate en su emparedado o en su ensalada; las nueces y los garbanzos también son buenos en ensaladas; use margarina líquida o suave en lugar de mantequilla; busque margarina con bajo contenido de grasas saturadas y sin grasas trans.
En Dinamarca, el primer país que impuso restricciones a las grasas trans de producción industrial, el contenido de grasas trans de los productos alimenticios disminuyó drásticamente y las muertes por enfermedades cardiovasculares se redujeron más rápidamente que en países comparables de la OCDE. La ciudad de Nueva York eliminó hace un decenio las grasas trans de producción industrial, siguiendo el ejemplo de Dinamarca, dijo el Dr. Tom Frieden, Presidente y Director Ejecutivo de Resolve to Save Lives, una iniciativa de Vital Strategies.
Termino señalando que nuestro organismo no necesita grasas trans, que son productos químicos tóxicos que matan, y que el paso que acabamos de dar para eliminar las grasas trans en el Congreso ayudará a disminuir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares en los próximos 10 años. Espero sea publicada laa reforma a la brevedad en el Diario Oficial de la Federación.