¿El Poder Legislativo, tiene poder?
Por Esther Quintana.- El tema de estos días, el asunto que levanta polvareda, al que le dedican tiempo y espacio los diferentes medios de comunicación, tradicionales y los de la nueva era, es el relativo a la sucesión presidencial. Y no tiene nada de extraordinario, así está establecido en la cultura política de los mexicanos. Por un lado el placeo grosero de las corcholatas, por encima de la ley, con la venia de la autoridad encargada de ponerles freno, interpretando, sin tener facultad para ello, que sí pueden continuar con su danza proselitista a todo lo largo y ancho del país, insultando la inteligencia de los mexicanos, para decir lo menos y evitar el uso de palabras altisonantes. Y por el otro, la oposición representada por la triada del PAN, PRI y PRD, en comunión con sectores de la sociedad civil, para darle fuerza a su posicionamiento y plantársele de frente al oficialismo para dejarle bien claro que hay en este país otras maneras de pensar y concebir el ejercicio de la democracia. Pero todo gira en torno a quién ocupará en el próximo sexenio la silla del águila. De la otra elección que también tendrá lugar el primer domingo de julio del 2024, ni quien se ocupe. Somos un país agobiado por el exceso de presidencialismo, seguimos cargando con la insana tradición de ignorar al otro poder, al que hace la diferencia entre una nación próspera y una que no lo es.
Y me refiero al Poder Legislativo, al órgano constitucional de una nación, que se encarga de la representación popular y la de las entidades federativas, que tiene a su cargo la elaboración de las normas jurídicas denominadas leyes, que son las que rigen las relaciones entre los órganos del Estado y las de éste con los gobernados, a más de ser el fiscalizador y controlador de la acción gubernamental. ¿Dimensiona usted, estimado, estimada leyente, el tamaño de estas funciones y el impacto que tienen en la vida pública de México? El Estado como organización jurídico política de una población, debe entenderse como el garante del bienestar de sus gobernados, salvaguardar su integridad y dignidad, ponderar los derechos políticos de los mismos, porque con esto se configura la identidad nacional. El Estado debe primar la dignidad, la libertad, la igualdad, la seguridad y la justicia de la población. Y el que elabora las normas que regulan los cómos se hace esto, es nada más y nada menos que el Poder Legislativo. El Poder Legislativo es la columna que sostiene a la democracia y a la soberanía nacional.
Se trata del poder constituido que construye, discute y aprueba las disposiciones legales acordes a la realidad de la sociedad, al sistema de gobierno y al Estado de Derecho. Es el que puede erradicar prácticas deleznables que obstaculizan el desarrollo de los gobernados y dañan su esfera de derechos. Es el que pondera las pretensiones sociales, los valores cívicos y los derechos humanos que deben imperar para traducirse en el bienestar generalizado de una nación. Es el que se encarga del destino que se le da a los recursos públicos, vía aprobación de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, es el único poder que le puede corregir la plana en este ámbito al Poder Ejecutivo, y que lo puede llamar a cuentas en la revisión del gasto público. Es también el órgano deliberativo por antonomasia, derivado esto de que en el tienen asiento las distintas fuerzas políticas del país, vía partidos políticos, como representantes de diversos sectores de la población, con voz y voto en consecuencia, a través de sus diputados y senadores. Cabe subrayar que estos legisladores pueden provenir de estratos muy diversos, con o sin trayectoria política previa, de ahí muchas veces, si usted ve alguna vez las sesiones del Congreso, el “nivel” -¿cuál?- de discusiones, de insultos y riñas que ahí se exhiben. Asimismo, el Poder Legislativo, cuenta con facultades político-administrativas como la delimitación del territorio del Estado; el desafuero y juicio político. Es, y lo destaco, el contrapeso que le puso el Poder Constituyente al Poder Ejecutivo para que no se extralimitara en sus funciones de gobernar y administrar. Ya usted juzgue si se cumple o no, en la realidad.
Pregunto, muy respetuosamente a quienes hacer favor de leerme: ¿Es relevante esta elección? Esta en nuestra manos, como electores, decidir que personas queremos que nos representen en la Cámara de Diputados y también como entidad federativa en la de Senadores. Asumamos esta responsabilidad o no nos quejemos más tarde de que no somos prioridad para ninguno de ellos. Lo digo con todo comedimiento, y valga la analogía, si a usted lo van a operar del corazón y le corre la vida en ello ¿a quién acude? México necesita legisladores, no gritones, ni mozos del Ejecutivo en turno. Es hora de integrar un Poder Legislativo con personas pensantes y con disposición para el trabajo parlamentario, para quienes la Cámara no sea un sitio para sentirse importantes y tomarse fotos y que les hagan entrevistas para satisfacer su ego, si no la oportunidad de servirle a su país poniendo lo mejor de sí mismos.
México necesita cambios de fondo en su sistema político, el de hoy ya está obsoleto. Y en esto, que ya es urgente que se atienda, tienen un papel importantísimo los legisladores. Pero de los electores depende que lleguen los idóneos. Por favor, llegado el momento, vote informado.