Cómo elegir gobernante
El que no hizo lo que pudo, ni pudo lo que quiso, nada hizo. Inscripción en una tumba
Juan José Rodríguez Prats.- En 1945 había una gran especulación sobre El tapado. Al preguntarle algunos reporteros a Jorge Negrete quién debería ser el siguiente presidente de México, respondió: Cantinflas. Personaje ya entonces famoso, los reporteros lo interrogaron sobre esta alusión. Contestó con mucha sabiduría: “No, yo no soy el idóneo. Me pelearía con los empresarios, con los líderes sindicales, con los partidos. A mi juicio, el que aspire a ese cargo debe tener ciertas características: estar preparado; no se requiere ser muy culto, pero sí con los suficientes conocimientos para entender su oficio; tener mucho sentido común para tomar decisiones y hacer suyos los problemas de México”.
Muchas reflexiones se desprenden de sus dichos: La necesaria y ética revisión de los atributos personales para asumir tan alto deber. El célebre comediante agregaba un requisito esencial: tener un expediente limpio en su trayectoria profesional. En otras palabras, “que no tenga cola que le pisen”, pero también con buenos resultados en el desempeño de su trabajo.
Por mi larga carrera he llegado a una conclusión: la política, como la vida, es un asunto esencialmente de virtudes. En ese sentido, hay prototipos de mujeres líderes que hoy pueden ser referentes viables.
Golda Meir (1898-1978) tuvo una vida ejemplar de superación personal. En sus memorias, que leí con gran deleite, me impresionó la parte en que relata su desempeño como ministra de Trabajo de Israel (1949-1956). Al naciente país arribaban, por miles, judíos de todo el mundo y ella era la encargada de adjudicarles empleo y vivienda, un esfuerzo titánico. Asumió la tarea con entereza y con una gran solidaridad. Creo que una de las grandes hazañas políticas del siglo XX fue la creación del Estado judío. Sus líderes (con excepción del actual) han sido prototipos de estadistas.