PEMEX, UN IDEAL QUE NOS FALLÓ
Por Alejandro Díaz .- Si le preguntan a un japonés sobre la marca más conocida de su país, responderá Toyota; si se le pregunta a un sueco, dirá Ikea; si es a un británico, responderá Rolls Royce. Un mexicano seguro responderá PEMEX.
Los expendios de esta empresa paraestatal se encuentran por todo el territorio nacional, sus camiones y sus ductos transportan gas y combustibles a todos los rincones del país. Sus clínicas y hospitales abundan, especialmente en el Sur, donde también se ven torres y plataformas de extracción. Sus refinerías son instalaciones de gran tamaño que dan empleo a miles de trabajadores calificados. En México no se puede pensar en Energía sin PEMEX.
La empresa petrolera mexicana tiene su lugar en el imaginario nacional porque es la mayor empresa de Latinoamérica y la que más personal ocupa. Pero al mismo tiempo el gran público desconoce que es quizá la única petrolera del mundo que pierde dinero año con año, y que lo hace en cantidades que sobrepasan la imaginación. En este sexenio en vez de aportar al erario, consumió recursos que debían haberse utilizado en Salud, Educación o Seguridad.
A pesar de la intención del inquilino de Palacio, que desde la campaña ofreció aumentar la extracción de petróleo y la refinación de combustibles, no ha logrado ni lo uno ni lo otro. Quizá porque se nombró como responsable a un ingeniero agrónomo, o porque no se invirtieron recursos adecuadamente, incluso porque anteriores gobiernos le heredaron una piltrafa de instalaciones, Hasta quizá porque le tocó mala suerte a este gobierno y no pudo lograr ni más extracción ni más refinación. Cada día se extrae menos petróleo crudo y cada día se refinan menos combustibles… a pesar de que se construyó una nueva refinería y modernizaron las existentes.
Los productos petroleros (básicamente el crudo) fueron el principal rubro de exportación de México en la mayor parte del siglo pasado. Ahora apenas son del 5% del total exportado (que ahora llega a 690 mil millones de dólares). Mientras que la exportación de vehículos supera el 40% y la de productos agrícolas (incluyendo cerveza y tequila) llega al 30%. El resto son una multitud de manufacturas y algunas materias primas.
El petróleo evidentemente ya no tiene la importancia estratégica que alguna vez tuvo; quizá por ello este gobierno no invirtió lo suficiente en su modernización. Debiera concluirse que ya no hay justificación alguna en seguir subsidiando a PEMEX. SI el actual gobierno sigue aportando a la deficiente paraestatal es sólo por capricho o por deformación ideológica. Desvían recursos necesarios para mejorar los rubros mencionados o para invertir en obras públicas urgentes (carreteras, obras hidráulicas, líneas de transmisión eléctrica, hospitales, etc.).
Una empresa estatal deficitaria se justifica cuando los particulares no quieren o no pueden ofrecer un servicio necesario para el país. PEMEX debiera dar a los mexicanos un mejor servicio en términos de precios y calidad que cualquier particular, pero no sólo ha demostrado que no puede, sino que requiere continuas transferencias de recursos para mantenerse a flote. El gobierno federal le ha dado unos 85 mil millones de dólares en este sexenio.
El valor de los activos de PEMEX es menor que la suma de sus adeudos, es un barril sin fondo. Podrá seguir recibiendo transferencias del gobierno federal, pero eso no lo salvará de la bancarrota. Requiere cirugía mayor que éste gobierno es incapaz de emprender, pero eso es tarea del futuro gobierno porque el actual en esto también nos falló.