A 5 años de gobierno, un pésimo balance
Marcos Pérez Esquer.- El gobierno de López Obrador ha sido un total desastre, que, lejos de corresponderse con las expectativas que despertó, ha venido a empeorar las cosas.
- Violencia. En sus spots, sostiene que se han reducido un 17% los homicidios dolosos, lo cual es falso. Con 165,000 asesinatos en lo que va de su gobierno, supera los 156,000 del sexenio peñanietista, y los 120,500 del calderonismo. Y todavía le quedan 10 meses que, al ritmo de 95 muertes violentas diarias, terminarán colocando a su gobierno en una cifra cercana a los 190,000 asesinatos.
Y qué decir del drama humano de las desapariciones forzadas. Desaparecen alrededor de 25 personas diariamente. En este gobierno se han acumulado 42,000 registros de personas desaparecidas y no localizadas, lo que representa el 36% del total de 110,000 registradas desde 1964. Y por otro lado, en los semefos se acumulan 52,000 cadáveres sin identificar.
Podríamos hablar también de las extorsiones contra aguacateros, limoneros, ganaderos, transportistas, comerciantes, profesionistas, etc., de la inseguridad en las carreteras, de la complicidad de las autoridades, pero no acabaríamos nunca. - Salud. En esta materia todo ha sido un desastre. Cuando iniciaba la pandemia, se canceló el Seguro Popular sin sustituirlo por algún mecanismo funcional, y se minimizaron los riesgos, lo que provocó 700 mil muertes, de las cuales, con una estrategia de vacunación razonablemente eficaz se podrían haber evitado 230 mil. Y qué decir del hecho de que, en 5 años, pasamos de 20 millones de personas sin cobertura de servicios de salud, a más de 50 millones. O al hecho más dramático de que nuestra esperanza de vida se redujo de 75 a 71 años. Un mal gobierno nos quitó 4 años de vida a cada mexicana y mexicano. Se dirá que fue la pandemia, pero en Dinamarca, la pandemia les redujo la esperanza de vida en tan solo 11 días. Y podríamos hablar del desabasto de medicamentos, de la falta de inversión, del abandono del programa de vacunación universal, etc.
- Educación. Se regresó el control del sistema educativo a la mafia sindical; el rezago educativo aumentó, y los libros de texto mermaron en calidad y se convirtieron en panfletos de adoctrinamiento.
- Economía. El gobierno presume la paridad peso-dólar, pero en ello no tiene mérito alguno. Eso se debe a la devaluación del dólar frente a todas las divisas del mundo, a las remesas crecientes, y a las altas tasas de interés fijadas por el Banco de México. También se presume la salida de la pobreza de 5 millones de personas, y sí, eso habría que aplaudirlo porque deriva de los programas sociales, pero poco se habla del incremento en la pobreza extrema, en la pobreza laboral, en la informalidad, y en las carencias (alimentación nutritiva, salud y educación). También se jacta del incremento en el salario mínimo, pero no habla de la inflación, que estanca el poder adquisitivo.
- Inversión pública. Todo se fue a tres obras insignia sin viabilidad financiera, impregnadas de opacidad y corrupción, y que atentan contra el medio ambiente.
a) El aeropuerto de Santa Lucía costó alrededor de 100,000 mdp, más aproximadamente otros 100,000 mdp de indemnizaciones por la cancelación del de Texcoco, cuando este iba a costar 150,000 mdp, es decir, un aeropuerto mucho más chico costó 50,000 mdp más (con 28 posiciones, contra las 120 que tendría el NAIM, o contra las 84 que tiene el AICM, no puede ser considerado un “hub”, es un aeropuerto pequeño, del tamaño del de Guadalajara, que da servicio a unas 2.5 millones de personas al año, contra los 46.5 millones de usuarios del AICM). En su primer año tuvo ingresos por 300 mdp, y gastos por 2,400 mdp.
b) El Tren Maya por su parte, iba a costar 63,000 mdp, y ya van 182,000 mdp gastados. Considerando el cupo máximo de 500 pasajeros con boleto pagado de 800 pesos, el retorno de la inversión se dará en unos 1.250 años. Por no hablar ya del ecocidio y de la devastación de sitios arqueológicos que ha implicado.
c) La refinería de Dos Bocas, que iba a costar 120,000 mdp, ya costó al menos el tripe, unos 374,000 mdp, y a meses de haber sido inaugurada, sigue sin operar. Eso, sin considerar que se trata de una obra obsoleta de origen, que carboniza la economía, cuando deberíamos avanzar hacia las energías limpias.
Además, la democracia y el estado de derecho se debilitaron, la corrupción creció, y la posición de México en el mundo desmejoró. Mal balance de gobierno, uno de los peores de los últimos 50 años. La buena noticia es que está próximo a terminar.