ALINEANDO ELEFANTES BLANCOS. Por Alejandro Díaz
Las consecuencias de la decisión política del okupa de Palacio de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México señalan cada vez más su error. Por un lado siguen los pagos a los acreedores mediante el TUA (Tarifa de Uso de Aeropuerto) captado de los usuarios de todos los vuelos, dejando sin suficientes recursos al aeropuerto actual en sus dos terminales. Por otro, el aeropuerto alterno que se construyó, el AIFA, no puede operar sin subsidios porque aún no tiene suficientes vuelos ni pasajeros. Hasta hoy ha sido subsidiado con más de mil trescientos millones de pesos y para 2024 se contempla cifra similar.
El gobierno federal ha tenido que construir accesos carreteros y ferroviarios como acceso al aeropuerto. Aunque algunos de los primeros ya funcionan y los segundos pronto lo estarán, el usuario requiere en promedio una hora para llegar a él, duplicando lo que requiere hacia el AICM. Más tiempo y más costo para iniciar (o terminar) un viaje.
El okupa de Palacio ha dictado numerosos decretos para aumentar el número de vuelos y pasajeros en el AIFA, incluyendo la restricción de vuelos que llegan y salen del actual AICM, pero con éxito reducido. También ordenó que ahí sean manejada toda la carga aérea pero sólo ha logrado se mueva la de aviones cargueros. Lo que viaja en la parte inferior de los aviones de pasajeros, un poco más de la mitad del volumen total, sigue llegando y saliendo del AICM. Lo anterior es una pesadilla para transportistas, agentes aduanales y usuarios que requieren más tiempo y recursos para ello.
Un reciente decreto de Palacio ahora intenta revivir una de las más antiguas líneas aéreas en el país: Mexicana de Aviación. Rescatándola porque hace más de una década que dejó de existir, dejando pasivos y activos. Aunque quizá su mayor activo sea el nombre, revivir la aerolínea es proceso difícil, tardado y costoso aún para quien intenta ejercer el poder en forma unipersonal. Por lo pronto el proceso no ha sido ni tan rápido ni tan expedito como él quería. Si finalmente logra que comience a volar en 2024 será un nuevo ‘elefante blanco’ que se sumará a los otros que ha impulsado.
Si se alinearan todos los ‘elefantes blancos’ que se han iniciado en este sexenio llegaríamos a una cifra enorme de inversiones, y por desgracia también de subsidios, que sobrepasa la imaginación por su monto. Cuando en el futuro se analice este sexenio, ya sin el indebido freno del ocultamiento bajo el argumento de la ‘seguridad nacional’, podrán condenarse todos sus excesos y su arbitrariedad.
Será hasta ese momento que estarán claras la pérdida de oportunidades por usar así los recursos públicos en obras sin propósito. En vez de abrir oportunidades para los más pobres como él publicitó durante sus distintas campañas por la presidencia, les redujo el acceso a la salud, incluyendo medicinas. Tampoco contribuyó a su empleo pues los permanentes que se crearon no fueron por su impulso. Y al hablar de la seguridad pública, ésta empeoró en vez de mejorar. Para complicar todo, su política de ‘abrazos, no balazos’ permitió el control de grandes zonas del país por parte del crimen organizado y que por ello aumentaran notoriamente los asesinatos dolosos. Falta ver si su cercanía a los familiares del Chapo Guzmán se extendió más allá de sus visitas a Badiraguato y fueron complicidad punible.
No perdamos de vista la responsabilidad de quien pretende ser el único cuya voz se obedece sin aceptar consejos. Él es responsable de todos sus elefantes blancos.
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