EN IZTAPALAPA HAY SED DE JUSTICIA ANTE LA CRISIS DE ESCASEZ DE AGUA Por Tom Pich
Las familias de Iztapalapa libran una batalla por el agua cada día. Esta escasez es en un problema crónico que afecta a miles de personas, quienes están obligadas a vivir hasta cinco días de la semana sin suministro del líquido vital.
Las causas de dicha crisis son multifactoriales: la sobreexplotación de los acuíferos, la falta de infraestructura hidráulica, el crecimiento poblacional y el cambio climático. Sin embargo no es lo único, pues para la comunidad de Iztapalapa otro factor es la falta de previsión por parte de las autoridades y exige soluciones urgentes.
Ante esto las autoridades han presentado algunos planes para enfrentar la crisis como la construcción de pozos profundos, la rehabilitación de la red hidráulica y la implementación de programas de ahorro de agua. Sin embargo, estas medidas parecen insuficientes para resolver un problema tan complejo.
Los habitantes de Iztapalapa se sienten ignorados y abandonados a su suerte. Mientras que ellos sufren por la falta de suministro de agua, el jefe de gobierno Martí Batres en una actitud de insensibilidad pone más interés en lo electoral acusando a la oposición de hacer uso político del tema del agua; “ellos traen una fuerte sequía de votos”. Para este político de Morena “No hay ninguna situación de emergencia”.
La crisis hídrica en Iztapalapa es una crisis de derechos humanos. Tener agua potable es un derecho fundamental que no puede ser vulnerado, por ello las voces de la comunidad se alzan en demanda de justicia. Exigen que se ponga fin a la discriminación y que se les dé la misma prioridad que a otras zonas de la ciudad.
La lucha por el agua en Iztapalapa es también una lucha por la dignidad y un clamor para que las autoridades asuman su responsabilidad y garanticen este derecho fundamental para todas las personas.
En Iztapalapa la comunidad se organiza para enfrentar la crisis, creando redes de apoyo mutuo e implementando estrategias para el uso eficiente del agua.
El clamor de las familias de Iztapalapa debe ser escuchado por las autoridades y debe ser respaldado por los actores sociales y políticos que son sensibles a esta situación de emergencia.
Más allá de temas electorales, la sociedad no puede ignorar la sed de miles de personas que solo exigen un derecho fundamental: el acceso al agua.