LA TIRANÍA CONTEMPORÁNEA…
La seducción sobre masas manipuladas por un “mesías” que engatusa, permite la decadencia de un sistema político a niveles de malignidad indescriptibles. Y esta porquería existe desde tiempos inmemoriales, lo indignante es que se mantiene viva; su perversión prospera en cualquier época y en cualquier nación.
Los dictadores se encumbran por la vía del discurso demagógico comprado generalmente por sectores de la población resentidos, que encuentran en la diatriba del titiritero desahogo a todo lo que envenena su ánimo. Es típico del dictador de estos tiempos, sembrar confusión en sus escuchas, toda la que se pueda y finiquitar a como dé lugar cualquier vestigio de sentido común. Aniquila hasta el último rastro de dignidad humana, este es uno de los elementos más fuertes para sostener su dictadura. Los dictadores de esta época ya no dan golpes de estado, llegan al poder por la vía del sufragio, se hacen cargo del sistema de gobierno. Llegados ahí hacen cera y pabilo con las reglas democráticas, machacándolas hasta dejarlas como cáscara delgada, simple pantalla que oculta los pedazos de la democracia.
¿Cómo desmontan el sistema? De entrada, ganan la elección, enseguida inician la desacreditación de la oposición comprándose aliados$$$$$ entre la prensa, se inventan enemigos del pueblo. Culpar de todo a la oposición le permite a estos simios –con perdón de esos animales– irse contra los que denuncian problemas, haciendo hincapié en que hay mala intención para desacreditar a su gobierno. Esta alharaca consuetudinaria impide que se preste atención al fondo del asunto. Nomás faltaba que por las voces de unos cuantos alebrestados, se “dañe” su poder… Ah… y acusan otra particularidad algunos de ellos, prefieren que su vástagos estudien en el extranjero. Y antes de que se me pase, a los medios independientes, los acosan con calumnia o difamación, van con todo para desacreditar a sus periodistas.
Estos fantoches tienen por “principio”, atribuirse el mérito de todo lo bueno y culpar a los demás, a los que no sucumben a la genuflexión, al sí incondicional, de todo lo malo. Estos populistas propagan mentiras, que de tanto machacarlas, se convierten en autos de fe para sus adoradores. Se venden como puros, inmaculados, nobles hasta el tuétano, luchadores a ultranza contra las élites corruptas. Combaten cualquier restricción a su autoridad y lo centran en sus manos, se van como canes de caza contra las instituciones que sustentan la democracia constitucional, eliminan cualquier ley creada como contrapeso a su poder, se hacen del poder legislativo y del judicial a como dé lugar, es decir, la división de poderes les vale una pura y dos con sal. Infortunadamente, cuando la mayoría de la población se da cuenta de semejante debacle, ya es demasiado tarde. El control con su narrativa falsa, ya es absoluto. El individuo es devastadoramente popular.
El “pueblo bueno”, así denomina a sus seguidores a ultranza, se convierte en su aparato de protección, de su partido y demás corte de achichincles y vividores. Asimismo, el dictador de estos tiempos hace de las fuerzas armadas sus incondicionales, no nada más porque es su comandante supremo, sino porque se asegura que no vendrá por parte de ellas ninguna insurrección. Se vale de un Ejército corrupto y servil, para reprimir cualquier manifestación política, social o intelectual contra su régimen. Hay dictadores, que antes de serlo se manifiestan abiertamente contra la militarización y vociferan a diestra y siniestra que el ejército debe de estar en los cuarteles y atendiendo sus tareas de seguridad pública. Y anda vete, que cuando se hacen del poder, los convierten hasta en contratistas, en administradores de aeropuertos, en constructores, y les garantizan a perpetuidad el usufructo de todas las obras faraónicas que les encargan realizar. Y viera usted que obras…puro mugrero y carísimas hasta la insolencia. Ah y algo más, a sus militares más corruptos, incluso acusados por gobiernos extranjeros de colaborar con el crimen organizado, negocia para que sean repatriados. Llegados a la patria se les exonera y se les reconoce como héroes.
Y ¿sabe qué es lo más lamentable? Que a muchos jóvenes, que suelen ser el sector más grande de la población, esto los tiene sin cuidado, cada día aumenta el número de quienes apuntan que vivir en una democracia no es asunto de relevancia y se sienten más atraídos por el populismo de estos desalmados. Total, opinan… “¿Qué podemos perder?” Las filias y las fobias, los separatismos, los divisionismos, los sino estás conmigo estás contra mí, los buenos están aquí y los malos hasta allá, han conducido al mundo, en todas las etapas de humanidad, a verdaderas tragedias. Tomado este camino el desastre provocado por la combinación de militarismo, autoritarismo, ayuntamiento con el crimen organizado, odio entre hermanos, acaba con el imperio del orden jurídico y con todas las libertades que le dan vida a un estado democrático. ¿Se vale quedarse cruzado de brazos? Las tinieblas de un régimen de esta deleznable naturaleza se ciernen a ojos vistas. Quienes lo han vivido cuentan que es desgarrador irse a dormir como ciudadano y despertarse como esclavo.