LA MAREA ROSA Y XÓCHITL GÁLVEZ Por Marcos Pérez Esquer
El próximo domingo 19 de mayo, la Marea Rosa tomará de nuevo el Zócalo de la Ciudad de México y las principales plazas públicas en 90 ciudades de todo el país.
La Marea Rosa, que surgió por la convocatoria de decenas de organizaciones de la sociedad civil preocupadas por los arteros embates que el obradorismo ha venido propinando a las instituciones democráticas, tomó su nombre justamente del color emblemático del Instituto Nacional Electoral, porque fue precisamente la propuesta del presidente de la República de disolver esta institución para sustituirla por otra a modo, la gota que colmó el vaso, y detonó, el 13 de noviembre de 2022, una de las más nutridas manifestaciones públicas de las que se tenga memoria en la historia de México al concitar bajo la consigna “El INE no se toca” la participación de cientos de miles de ciudadanos. La marcha le exigía al Congreso rechazar el llamado Plan
A que acabaría con el INE. Tuvo éxito, el plan fue derrotado al no alcanzar las dos terceras partes de los votos en San Lázaro.
Este movimiento social, caracterizado por su apartidismo, tuvo su primera réplica el 26 de febrero de 2023, en que, enarbolando el eslogan “Mi voto no se toca”, abarrotó de nueva cuenta el Zócalo capitalino y cimbró a todo México. Esta vez, se pedía a la Suprema Corte declarar la inconstitucionalidad del Plan B que también buscaba debilitar a la autoridad electoral. Otra vez, la marcha fue exitosa, y la reforma electoral fue echada abajo por el más alto tribunal del país.
Su tercera y más reciente movilización ocurrió el pasado 18 de febrero de 2024, cuando a la luz del lema “Voto libre”, otra vez se reunieron cientos de miles de personas, ahora para, de cara al inicio de las campañas, exigir el apego a la Constitución y el respeto por las reglas de la democracia, en especial por parte del titular del Ejecutivo federal. Como es su costumbre, el presidente desatendió este elemental llamado entrometiéndose una y otra vez en el proceso electoral, violando la equidad en el mismo, y prácticamente asumiendo la coordinación de la campaña de Claudia Sheinbaum. No en balde ya ha sido sancionado 36 veces, pero contumaz, mantiene su perversa actitud sabedor de que, al final del día nadie lo destituirá o encarcelará. Para él, la ley no es la ley.
En cada una de las tres ocasiones en que la Marea Rosa ha sido convocada, el gobierno ha tratado de desvirtuarla minimizando la cantidad de asistentes y tildándola de partidaria. En su narrativa, la Marea Rosa siempre ha sido organizada por los partidos de oposición en conjunto con una élite empresarial. Esta postura no solamente desoye los legítimos reclamos planteados, sino que insulta a las y los cientos de miles de ciudadanos que han participado libremente en estas marchas y manifestaciones. Pero al gobierno no le importa, muy a su estilo, le habla solo a su segmento, a sus adeptos.
Así las cosas, el próximo domingo será la cuarta ocasión en la que la Marea Rosa atiborre la Plaza de la Constitución y las principales plazas del país exigiendo respeto por las reglas de la democracia, neutralidad por parte del gobierno, y el freno del autoritarismo que avanza amenazante. Esta vez empero, hay una gran diferencia, la Marea Rosa ha decidido respaldar la candidatura de Xóchitl Gálvez a la presidencia de México, y de Santiago Taboada a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Esto ha sido interpretado de dos maneras distintas por el oficialismo. Unos dicen que esto demuestra que la Marea Rosa siempre fue partidaria, y otros señalan que se trata de una traición a quienes han participado porque se les ha estado manipulado, se les ha engañado diciéndoles que el movimiento es ciudadano.
Lo cierto es que, la confluencia de un movimiento preocupado por el deterioro de la democracia y el avance del autoritarismo, con la candidata de la alianza opositora, era algo lógico y hasta inevitable. Que estas y estos ciudadanos se decanten por Xóchitl no los hace militantes; de hecho, la propia Xóchitl tampoco lo es. Es más, en su momento, muchas de las organizaciones convocantes de la Marea Rosa exigieron a los partidos de oposición postular la candidatura externa de Xóchitl.
Así, el respaldo de la Marea Rosa a Xóchitl Gálvez no la convierte en un movimiento partidario, y mucho menos en un engaño, la convergencia era irremediable en un momento histórico en el que la neutralidad sí que la volvería cómplice del régimen. Para ser congruente, solo tenía esta opción, la de acompañar al único proyecto que puede sacar a México de este proceso de regresión autoritaria. Proyecto que debe ser acompañado por todo el que prefiera vivir en democracia y libertad. A marchar.