ANTICORRUPCIÓN: PRIMERO LIMPIAR LA CASA / Salvador I. Reding Vidaña
La lucha anticorrupción es una acción internacional. La corrupción sucede en todo el mundo en diversos grados, no es ni propia de México ni de los países con escaso desarrollo político, aunque en éstos es mucho más grave. La corrupción es un problema de debilidades humanas, no es algo propio de acciones de gobierno.
Por ser una forma de debilidad humana, el quedarse con propiedades de otros o de la comunidad, la corrupción se da tanto en negocios o transacciones privadas como en las públicas. Hay corrupción en organizaciones públicas y privadas, incluyendo por supuesto a los señalados partidos políticos del mundo, no solo mexicanos.
Pero se supone (sí, se supone…) que hay una lucha frontal contra la corrupción en todas partes, vean lo que se dice en foros mundiales, regionales, nacionales y locales… es más, ni siquiera hay que verlo, ¡ya lo sabemos! Pero el problema es tan grande y tan complejo, que los buenos resultados apenas y se producen.
Eso mismo ocurre dentro de Acción Nacional. Así como hay militantes, dirigentes y servidores públicos probos y en lucha por el bien común, los hay indiferentes, pasivos y consentidores, y los hay con diverso grado de inmoralidad en su vida pública, incluyendo la corrupción.
Y como también en el mundo, la partidocracia está altamente desprestigiada y sufre de alta incredibilidad; lo que digan los voceros de los partidos políticos es objeto de desprecio y de burla de la ciudadanía en general. Por esta razón, el PAN debe hace un esfuerzo serio, con resultados y además rápido, en su publicitada lucha anticorrupción. De otra forma, la gente seguirá diciendo que es “puro pico de perico”.
La Comisión anticorrupción panista debe abocarse a resolver las denuncias sobre corrupción interna, antes de hacerlo con casos de servidores públicos, como lo está haciendo, examinando casos de políticos panistas acusados de corrupción. Internamente, la Comisión debe poder contar, exigir toda la información necesaria, documental y testimonial, para aclarar las dudas sobre malos manejos dentro del partido.
Abocarse a examinar casos de servidores públicos tiene más limitaciones que las que tienen las propias instancias públicas para obtener información. El partido no podrá superar las investigaciones oficiales por esa razón sobre los casos denunciados.
La mayoría de las denuncias por corrupción no llegan a buen término por falta de evidencia que tenga valor probatoria ante la procuración y la administración de justicia. Es parte importante de la impunidad que reina en ese mundo de opacidad administrativa: sabemos quién es el ladrón y no se lo podemos probar.
En los casos internos, la evidencia, cuando existe, está dentro del propio partido. Esta diferencia es fundamental. Aplica el principio de que el buen juez por su causa empieza (los jueces siguen “causas”).
Para tener credibilidad en la tan cacareada lucha contra la corrupción, hay que hacerlo en casa, limpiar primero la propia casa y luego salir al mundo.