Por Tom Pich

Al parecer no aprendieron la lección. Las señales que se ven en el horizonte panista indican que sus liderazgos arrastrarán a la militancia a una guerra sin cuartel. ¡Ah! pero eso sí, muy humanista. 

La lógica dice que después de que el “carro completo” morenista le pasó por encima al PAN, dirigentes, liderazgos y militantes panistas deberían estar pensando en unirse para enfrentar lo que viene con el inicio del sexenio de López Obrador.

Pero los “líderes” azules quieren más a su camiseta que al pellejo y parecen más dispuestos a enfrentarse por apropiarse de lo que quedó del PAN después del 1 de julio, que a ver como se convierten en una oposición frente al peligro del absolutismo latente del político tabasqueño.

Parecen no haber caido en la cuenta, de que una de las llantas del trailer que le pasó por encima a AN decía división. Como van las cosas, del PAN solo van a quedar puras migajas. Sin unidad solo pelearán por conseguir el “cascajo” de lo que quedó del partido que en el 2016 y todavía en el 17 parecía que volvería a la presidencia de la República. ¿A poco no?