La participación histórica de las mujeres en Acción Nacional / María Eugenia Islas.
La contribución de la mujer en la vida política de nuestro país y en el PAN inició desde su fundación en la Asamblea Constitutiva de 1939, pero no fue sino 14 años después que el impulso para la participación del género femenino rindió frutos al modificar los artículos 34 y 115 constitucionales, que nos reconocen la ciudadanía y con ello nuestro derechos a votar y a ser votadas.
En los cincuenta, la participación femenina consistía en denunciar injusticias gubernamentales, vigilar casillas y promocionar el bien común. Durante esa década, comenzaron a surgir posturas respecto a la igualdad de condiciones del hombre y de la mujer en la participación política, a través de voces como la de Luisa Isabel Salas.
Si bien la participación femenina se relegó un poco durante los años setentas, al asumir Abel Vicencio Tovar la presidencia del PAN se generaron cursos y estrategias enfocadas a fortalecer la participación activa de la mujer en la vida política del Partido y en el país, gracias al compromiso de Elenita Álvarez.
Con el triunfo de Ernesto Ruffo Appel en Baja California, y los que le siguieron, se fortaleció la motivación de las actividades políticas del PAN, por lo que las mujeres comenzaron a mostrar consistente y activamente su intención de obtener candidaturas, a tal punto que se convirtieron también en tomadoras de decisiones partidistas en varios estados durante la década de los noventa.
En los últimos años, la participación de las panistas se ha concentrado en la Secretaría de Promoción Política de la Mujer y en candidaturas, pero también militamos mujeres con vasta experiencia, conocimientos y capacidad para desempeñarnos como excelentes estrategas, gerentes electorales o representantes jurídicos electorales.[1]
Mucho se ha avanzado desde el tiempo en que participar consistía en emitir nuestro voto o ser capital humano para la campaña de un candidato. Hoy en día, las panistas somos activos importantes y estratégicos en la estructura del Partido, pues además de que constituimos la mitad de su capital político, somos fuente de talento profesional con la formación que se requiere para un desempeño responsable y exitoso, y no sólo por nuestra condición de mujeres, sino por nuestro legítimo esfuerzo y capacidad como personas, así como por la experiencia adquirida en el ámbito de nuestra profesión.
[1] Entre otros cursos, PPM ha impartido la Escuela de Mujeres Estrategas en Oaxaca, Zacatecas, San Luis Potosí, Quintana Roo, Puebla y Jalisco, y este año conformó la Red de Abogadas panistas.
Publicado originalmente en el Portal de Revista la Nación