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Se desata la violencia en Sonora

Por Marcos Pérez Esquer.- La semana pasada la pasé en Sonora, concretamente en mi ciudad natal San Luis Río Colorado. Manteniendo ahí parientes, amigos y magníficos recuerdos, procuro visitarla cada vez que puedo, dos o tres veces al año por lo menos. Siempre la paso formidable y esta vez no fue la excepción. Pero definitivamente algo fue ahora muy diferente. Regresé a la Ciudad de México sumamente procupado por los antísimos niveles de inseguridad que ahora claramente se perciben.

Se dirá que la inseguridad está desbordada en todo el país y ello es absolutamente cierto, aquí mismo, en este mismo espacio ya hemos hablado de ese gravísimo problema que vive nuestro país y de cómo la inseguridad en vez de replegarse o contenerse, cada vez está peor.

Pero hay que decir que hasta hace muy poco, Sonora no había sido de las entidades federativas más golpeadas por ese flagelo. Con todos sus problemas, lo cierto es que la situación de inseguridad distaba de parecerse a la de Estados como Michoacán, Tamaulipas, Sinaloa, Morelos, Veracruz, Tabasco o Guerrero, por mencionar algunos. La situación de la violencia propiciada por el crimen organizado había estado mas o menos controlada en mi Estado y ello me causaba orgullo pero sobre todo me brindaba tranquilidad porque, -insisto-, ahí viven mis más queridos familiares y amigos.

Lastimosamente, durante la semana pasada que pasé por allá, no hubo día en la que no se escucharan balaceras, y se supiera de homicidios perpetrados por la delincuencia organizada que ahora asuela la región sin control alguno.

La escalada de violencia ha generado además, una suerte de psicosis colectiva. Los mensajes y comentarios en redes sociales se multiplican alertando a la población para que ese día, o tal fin de semana, “nos salgan de casa”, “los malandros vienen a matar a sus contrincantes de otras bandas criminales”, “me lo dijo un amigo que es ministerio público”, etc.

Lo peor del caso es que la psicosis colectiva tiene sustento, efectivamente hay en Sonora una guerra sin cuartel entre bandas del crimen organizado que tratan de aniquilarse mutuamente. Literalmente se acribillan en lugares públicos, incluso a plena luz del día y sin reparar en que alrededor de sus víctimas se encuentren personas que ni la deben ni la temen, incluidas niñas y niños.

El jueves de la semana pasada me cité con tres amigos para cenar y convivir después de meses de no vernos; a dos de los cuatro que estabamos en la mesa les llegaron mensajes de whatsapp recomendándoles no salir esa noche a sitios públicos. La plaza “está caliente”, “vienen los Salazar a matar a sus adversarios”, y cosas así se anunciaban.

Cuando nos mostraron los mensajes en sus celulares, comenté que eran patrañas, “lo asesinos no avisan cuando va a matar” les dije muy confiado. Me equivoqué. No pasó ni una hora cuando llegaron por la misma vía las noticias del asesinato de un joven policía municipal que al parecer la semana anterior había participado de un enfrentamiento con criminales en el que alguno de ellos habría perdido la vida, esto, en el poblado del Golfo de Santa Clara, delegación perteneciente al municipio de San Luis Río Colorado.

Apenas de regreso en la Ciudad de México, me eché un clavado a la base de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, fuente de las cifras oficiales en esa materia, para ver si en efecto los datos mostraban algún incremento reciente en la criminalidad sonorense, o si, por el contrario, se trataba solo de percepción o psicosis colectiva.

Para mi sorpresa y muy a mi pesar, la cifras oficiales confirman un claro incremento en los índices delictivos. Cuando comparamos datos del primer semestre de este 2019 con el mismo periodo del 2018 en delitos como el homicidio doloso, vemos que el aumento es del 45%, pasando de 304 homicidios ocurridos en el primer semestre de 2018 a 439 acaecidos en estos meses de 2019. Estas cifras incluyen los feminicidios, es decir, aquellos homicidios contra mujeres que se perpetran contra ellas por el hecho de ser mujeres.

Durante el primer semestre de 2018 ocurrieron 13 feminicidios, en tanto que ahora ya van 22, es decir, un incremento del 70% en este impactante delito.

De hecho, salvo por el 2018 en el que hubo una ligera disminución en estos índices, durante todos los años del gobierno de Claudia Pavlovich ha habido incrementos constantes y sustantivos. En el Estado que ella recibió en relativa calma, ahora se ha desatado la violencia, ¿hará algo?, ¿qué?, ¿cuándo?