La Indispensable Oposición (aunque incomode)
Por Rafael Morgan.-
Cualquier país que se precie de ser demócrata, sabe que existe siempre una oposición, fragmentada si se quiere, según las ideologías, los intereses y las preferencias personales. Más aún, se puede decir que si no existiera una oposición, de cualquier tipo y fuerza, se estaría frente a un país o una organización no democrática. Ya el pensador y político Christlieb Ibarrola asentaba en su texto “Oposición”, que “la esencia de la democracia está en el respeto a las minorías”, las que, frente al poder político o el poder económico, poca defensa tienen, excepto la fuerza de sus ideas y la fortaleza de sus integrantes. Por otro lado, no se puede olvidar que la minoría de hoy puede ser la mayoría de mañana.
En los textos sobre administración empresarial se reconoce que si en un consejo de administración, los 10 miembros que lo forman están todos de acuerdo, algo está mal o algo saldrá mal. Se requiere un integrante que sea la voz de la prevención, la exigencia de analizar otros caminos, posiblemente la voz del futuro; es la voz del que cuestiona y pregunta: ¿y si las cosas salen mal? O bien, ¿cuál es el plan b?
La gran virtud de la democracia es que le da voz a todos, sean organizaciones o ciudadanos particulares y reconoce y respeta a todos, lo cual debe quedar plasmado en las leyes, reconocido en las instituciones y aceptado como factor de cambio, aunque no le interese o no le convenga al grupo en el poder.
Un gobierno democrático debiera no sólo aceptar y respetar las voces disidentes, sino estar dispuesto a llevar a cabo sus propuestas; México ha sufrido bastante por el bloqueo de las buenas ideas por el sólo hecho que “provienen de la oposición”, sea esta de partidos políticos, organizaciones ciudadanas, empresarios, sindicatos, iglesias, universidades o simples ciudadanos.
Los ciudadanos, por su parte, confiarían más en sus gobiernos si encuentran facilidad para organizarse y para expresar sus ideas, no sólo en lo político, sino también en lo económico y lo social. Un caso claro de la falta de cooperación ciudadana con su gobierno, es la desconfianza en las autoridades para denunciar actos de violencia que se sufren o que se conocen y peor aún, cuando el ciudadano sabe que al presentar una denuncia o no se le hace caso, o tiene consecuencias violentas contra él mismo.
El gobernante en turno tiene que saber y reconocer que siempre habrá quien no esté de acuerdo con sus decisiones o su forma de gobernar, de tal modo que habrá grupos empresariales críticos de sus políticas sobre la economía; que los partidos políticos, grandes y chicos, manifestarán públicamente sus desacuerdos; que muchas organizaciones ciudadanas exigirán más educación, más salud o más libertad y todos ellos están integrados por ciudadanos mexicanos, con los mismos derechos que los ciudadanos que están gobernando, que están pagando impuestos, que votan o se abstienen y que ejercen sus derechos dentro o fuera del gobierno.
El ciudadano en el poder, el que en un momento dado está gobernando, debe reconocer que si no se respeta, se minimiza o se elimina la oposición pacífica y que se ejerce de acuerdo con la ley, se puede transformar en oposición violenta contra el gobernante, contra las instituciones o contra la sociedad misma. Las marchas, plantones, bloqueos, manifestaciones y ataques a los bienes púbicos, son también oposición, más aún, los delincuentes, organizados o no, pueden ser también oposición a las estructuras de gobierno; al estado de derecho y a la falta de oportunidades, sin embargo, esta oposición violenta minoritaria, pierde sus derechos legales por lo que la autoridad tendrá que actuar en defensa de los ciudadanos respetuosos de la ley, que evidentemente son mayoría.
No deja de ser preocupante que el Presidente en turno menosprecie, insulte o segregue a las diferentes manifestaciones de oposición en México; máxime que debiera de sentirse muy seguro con la mayoría electoral que obtuvo y con el respaldo ciudadano que indican las encuestas, excepto que pretenda eliminar esa oposición del panorama político y económico y convertirse así en gobierno de un solo hombre.
Es en estos momentos que vive México en que se podrían aprovechar las voces y propuestas de los disidentes, quienes ven los problemas del país desde otros ángulos y no considerarlos como un fardo o como enemigos del país a los que habría que desaparecer.
En México hay oposición actuante y pensante que no se dejará eliminar.
Por lo demás, se puede decir: “los muertos que vos matais, gozan de cabal salud”.