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Ganar no es suficiente

Por Alejandro Díaz.- 

El viejo adagio del entrenador de fútbol norteamericano de “ganar no es importante, es todo lo que cuenta” no se aplica a López Obrador. Para él ganar ha sido un paso para controlar al país, pero sin un plan detallado que hubiera expuesto durante la campaña. Ha tomado determinaciones que están llevando a su gobierno en picada por falta de un programa elaborado. Decisiones erráticas y descuidos absurdos arrastran al país.

Asumió el poder cuando aún México era la decimotercera nación en el orbe con un presupuesto de más de cinco mil ochocientos millones de pesos, 11% superior al de 2018. Pero ningún presupuesto alcanza, a pesar de eliminar dispendios y lujos, si no están claros los objetivos ni se administran los recursos con cuidado. El “Gobierno de México” se estrenó con ásperas medidas que inhibieron inversión, generación de empleos y la confianza del consumidor. En vez de contribuir al crecimiento económico, lo redujo al medio punto porcentual, y por ello ahora recauda menos en el momento en que se pronostica una desaceleración mundial.

Si al menor ingreso fiscal se le añaden los pobres resultados petroleros (menor producción y precio reducido del crudo), los ingresos del gobierno están por abajo de lo esperado. Los montos por la venta de activos y el abatimiento de la corrupción no compensan, ni por asomo, la caída en los ingresos. Pero como el gobierno de la Cuarta Transformación tiene las mismas ansias de recaudación de sus antecesores, ahora echa mano de todo tipo de recursos para incrementarlos: combatir la evasión, aumentar tasas e inventar impuestos (aunque había ofrecido no hacerlo).

Entre queriendo y no, logró que la inversión gubernamental se desplomara más (-15.2%) que la privada (-14%) y que se generaran 60% menos empleos. Emplearon mal los subsidios, redujeron asignaciones bajo pretexto de la austeridad y redujeron partidas para evitar la corrupción. Eliminaron fondos de apoyo y castigaron las finanzas de estados y municipios reduciendo 10% a lo que estaban recibiendo. Crearon un hoyo negro que arrastra a toda la economía nacional cuesta abajo.

En el “Gobierno de México” ya se habla de una próxima reforma fiscal que compense el ingreso requerido para sus planes de subsidios y le permita apoyar las finanzas de PEMEX, que adeuda más de cien mil millones de dólares, además de financiar el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.

No han logrado la tan buscada mejor distribución del ingreso, sólo la baja del ingreso per cápita general al no subir el PIB con una población que aumenta. La confianza ciudadana se reduce mientras la inconformidad crece y las protestas se generalizan. Elementos de la Policía Federal, los campesinos, el movimiento feminista y los taxistas, entre otros muchos, han bloqueado la circulación de calles y carreteras.

Debemos recordar que Porfirio Díaz no renunció porque hubiera sido derrotado en el campo de batalla sino porque se multiplicaron las protestas populares, especialmente en la CDMX. Si va a aumentar impuestos siguiendo el modelo de Santa Anna, va a levantar aún más protestas. El Presidente ahora ya se debe dar cuenta que no es suficiente ganar, debe corregir y elaborar un plan cuidadoso que le evite dificultades a la hora de gobernar o va a acabar financiándose con el narco.

daaiadpd@hotmail.com