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!Detente, presidente¡

Marcos Pérez Esquer.- Todo parece indicar que para el coronavirus, México será la joya de la corona. De no creerse pero, no obstante que estamos justo del lado opuesto del lugar en el que ese virus se detonó, es decir, de la región de Wuhan, China, y por lo tanto, somos de los países que contaron con más tiempo para preparase ante su embate, en realidad terminaremos siendo de los que se prepararon de la peor manera.

Conforme el virus avanzaba con sus contagios, y conforme veíamos cómo las medidas que iban tomando algunos países funcionaban, y las que tomaban otros, no funcionaban, debimos haber ido tomando nota, para, en su momento, aplicar las políticas que probaron ser más eficientes en la contención de la emergencia sanitaria.

Entre quienes hicieron las cosas bien, está Corea del Sur, Singapur, Japón. Y entre quienes hicieron las cosas mal, están Italia y España principalmente. ¿Qué hicieron los primeros?, cercaron sus comunidades a tiempo, cerrando fronteras y pidiendo a la gente quedarse en casa. ¿Qué hicieron los segundos?, desdeñar el asunto hasta que el fuego les llegó a los aparejos; ahora tienen sus fronteras cerradas, a su población encerrada en casa, pero también tienen la crisis sanitaria en todo su esplendor. Esto demuestra que actuar demasiado temprano, nunca será mala idea, lo torpe es actuar demasiado tarde.

Los que lo hicieron bien, están logrando ralentizar el proceso de contagio evitando que todo el mundo se enferme al mismo tiempo; así, su infraestructura de salud podrá enfrentar el problema de mejor manera.

Pues bien, ahí viene la amenaza avanzando, y en México seguimos actuando como en su momento hizo España; muy pronto estaremos como ellos en cuanto a proporción de población infectada, pero sin el sistema público de salud que tienen allá, que resulta de Perogrullo decirlo, es de primer mundo. Acá en cambio, habrá que entrarle al toro con el INSABI, ese engendro que quedó después de desmantelar el Seguro Popular.

Con todo, nuestro Presidente, Andrés Manuel López Obrador, actúa literalmente como si la Virgen le hablara. El otro día sacó una especie de amuleto de entre sus ropas y dijo que era su guardaespaldas, que funcionaba mediante el “detente”. Se trataba de una estampita con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la frase “Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo”, que fue una frase muy usada por los cristeros frente a sus enemigos.

Con eso, el Presidente nos dejó claras varias cosas: primero, que es el primer Conservador del país; segundo, que eso del Estado laico le importa un comino; y tercero, que eso otro de tomar medidas serias para contener una amenaza sanitaria está tan lejos de su intención como ir a darle uno de sus apretados besucones al Jefe Diego.

Mucho me preocupa la situación. Tenía yo cierta tranquilidad cuando sabía que a diferencia de muchos nombramientos hechos en la 4T, que se caracterizaron por encargar posiciones importantes a gente sin el perfil adecuado, y a veces a gente absolutamente neófita, en el caso del Subsecretario de Prevención de la Secretaría de Salud, sí se trataba de alguien serio, un técnico inteligente y reconocido.

Sin embargo, el susodicho, el Dr. Hugo López-Gatell, rápidamente quedó entrampado entre sus posiciones científicas y el cuatroteísmo que le exigía darle por su lado al Presidente en todo lo que dijera, así fuera la barrabasada más absurda.

A tal grado hubo de llegar Gatell, que cuando le preguntaron si el Presidente no podría estar provocando contagios al no parar sus eventos masivos y giras multitudinarias en las que saluda, abraza y besa a diestra y siniestra, el galeno sólo atinó a decir que “la fuerza del Presidente es moral, no fuerza de contagio”. ¡Hágame usted el favor!

Huelga decir que hemos sido la burla del mundo entero, cuando no la comidilla por irresponsables, al seguir con ese ejemplo presidencial, y no haber tomado medidas. Bueno, hasta un concierto de 70 mil personas (el Vive Latino) se realizó sin mayor rubor.

Necio y terco como es, sólo por no reconocer que lo que en 2009 hizo Calderón con el AH1N1 fue lo correcto, ahora AMLO no quiere recular.

Sólo para ensayar si con sus propias palabras el Presidente entiende, se me ocurre que le digamos ¡Detente, Presidente!, ya estuvo bueno de ocurrencias y necedades, con la vida y con la salud no se juega, haz ya tu trabajo. No seas indolente. ¡Detente!