ACKERMAN, TITIRITERO
René Mondragón.-
TRUCULENCIA
Refiere el diccionario que “Truculencia” significa: Que sobrecoge o asusta por su morbosidad, exagerada crueldad o dramatismo. Y en el caso del favorito de la Cohorte, parece que se aplica en su total dimensión, porque parece que el señor John Ackerman, siente predilección por la trama truculenta y la operación desde la sombra, aun cuando la avaricia de poder y los reflectores, lo hayan llevado a cometer varios gazapos.
ENCUENTROS CERCANOS
Dentro de los sucesos más recientes que rodean al personaje de marras –NO DEL MARRO- se encuentra la grilla truculenta y soterrada que instrumentó el Robespierre de la 4T durante las sesiones de trabajo para discutir y nombrar a los nuevos Consejeros del INE.
Mis adorables lectoras y amables lectores recordarán que, el Diputado Juan Carlos Romero Hicks, durante su posicionamiento en tribuna, evidenció las truculentas rabietas, poses, coros y orquesta filarmónica que realizó, y todo, porque su favorita no resultó seleccionada para el cargo en el órgano electoral. Romero Hicks le agradeció su acción, porque mediante la actuación en los debates, pudieron aprender “lo que no se debe hacer” en una democracia.
POCO IMPORTA
Ha quedado bien claro para el ciudadano de a pie que, eso de las tradiciones, comportamientos y estilos democráticos, no es algo que se dé con liquidez y soltura dentro del movimiento propiedad del presidente, por lo mismo, da la impresión de que, cualquier cosa que se haga faltando el respeto a la legalidad, evadiendo la normatividad de cada caso, o brincándose las trancas –como decía mi santa agüe- es permisible, bien visto y abona créditos ante Palacio Nacional. Es decir, se vale de todo, porque poco importa todo.
AHORA RESULTA
Y, en efecto, ahora resulta que, al favorito del rey, le acaban de descubrir una nueva vocación de titiritero.
Es inquieto, jocoso, chispeante, jacarandoso, vociferantativo y hablantoso. Por eso no se puede estar quieto en su febril actividad a favor de su jefe.
De aquí que, lo balconearon de forma espantosa –para variar- cuando en los medios se cabeceó la nota que, por supuesto, levantó una polvareda: “Descubren a la consejera del INE filtrando conversaciones a Ackerman” ( La Otra Opinión – https://laotraopinion.com.mx/descubren-a-la-consejera-del-ine-filtrando-conversaciones-a-ackerman/
A MAYOR ABUNDAMIENTO
Y como se dice en la jerga de los Tribunales, “a mayor abundamiento”, varios de los consejeros presentes, llegaron a escuchar las frases truculentas del señor, “tirándole línea a la consejera sobre qué decir y cómo votar”
MUY FEO
Eso, de entrada, habla muy feo de Norma Irene de la Cruz Magaña, porque refleja su falta de profesionalismo, su impresentable secresía; su tendencia a ser monito de titiritero, lo que, asimismo, revela su nivel escaso para debatir y proponer a favor de México, de la democracia…no de los favores que le debe a su jefe Ackerman.
Y es una pena, porque, además, no sabe hacer las cosas de manera inteligente. Debería aprender de cualquier capítulo de CSI Miami o de perdida, de McGyver. Porque filtrar las conversaciones virtuales del órgano electoral, habla muy mal de ese movimiento ideológico y de las izquierdas en lo amplio.
Por eso Fray Bartolomé, en Templo Mayor, dejó a la consejera y su titiritero en un serio predicamento. Obvio, las mujeres y los hombres del presidente, no tienen idea de lo que significa la autonomía de un órgano como el INE.
A la morenista De la Cruz Magaña, como dicen los clásicos, al ser tocada por John Ackerman, “le cayó el chahuistle”
Se agradecerán las propuestas de acción para el destino de la consejera; porque como refiere el Diccionario: “sobrecoge o asusta por su morbosidad, exagerada crueldad o dramatismo” ¡Pobre México!