AIFA: no importa lo demás
Por René Mondragón.-
ANTES
Previo a la fastidiosa cantaleta de Epigmenio Ibarra, escuché a Guillermo Sesma, con un comentario de reciente factura y con buena puntería política.
El tema, para no salirnos –escribano incluido- del Tlayuda Air Lines, fue darle una repasada a todo lo que ha salido en forma de comentarios variopintos, mentadas, quejas, loas e incienso que llegó a tiznar en varias ocasiones al mandatario, teniendo la suerte, además de leer a Luis Antonio Espino (https://letraslibres.com/politica/el-aifa-como-escenografia-del-relato-populista/#login) en Letras Libres.
PUNTOS DE CONVERGENCIA
Entrambos textos aparecen coincidencias y disonancias que, no por serlo, dejan de tener un enorme valor.
Un aporte interesante de Sesma, surgió a pregunta expresa de Raymundo Riva Palacio sobre el aeródromo. La respuesta resultó harto interesante.
No se centró en ninguno de los dos aspectos señalados por tirios y troyanos. Ni en los pocos aciertos del aeropuerto –disposición de espacios, proyectos para negocios y algunas decoraciones- como tampoco en las tlayudas, los sopes, el champurrado y los recuerdos e incensarios para el presidente. Fue otra la óptica.
OJO
¡Alerta! No importa si el dichoso aeródromo –vulgo, Central Avionera- se va a terminar o no… Carece de relevancia que los costos se hayan ido hasta el tope. Tampoco importa que solo un vuelo de Maduro Chicken Air Lines sea el pretexto para decirle Aeropuerto Internacional, aunque no sirvan los elevadores ni haya agua en los baños, o que sea necesario caminar el terregal para agarrar un camión. Eso no tiene importancia para el líder carismático.
Sesma lo dijo apropiadamente: “para el presidente, lo que importa es meter el Uno-Cero. Si hay dos o tres goles más, es irrelevante, porque la consigna para él será siempre: “¡Misión Cumplida!”
Él ya cumplió. Dijo que iba a inaugurar un nuevo aeropuerto y eso, exactamente, hizo. Lo inauguró. Si sirve o no sirve, tampoco es relevante. Si las personas quieren utilizarlo –que esa será la prueba del pacido- carece de interés para el mandatario. Al fin y al cabo, ya lo “entregó” y hasta se tomó la foto del recuerdo. Ya lo inauguró y ese es el simbolismo que importa. ¡Misión cumplida!, faltaba más.
MÁS FUERTE
Luis Antonio Espino en Letras Libres es más intenso: “La entrega prematura de un aeropuerto inconcluso sirvió como un nuevo escenario para el relato populista que enfrenta a “pobres y buenos” con “ricos y malos”
De entrada, la razón le asiste. Así como la invitación sigue siendo a tener un solo par de zapatos, una ropa jodida o un cochecito, igual que las Suburban de blindaje 7 que emplea en sus traslados, que solo sirva para ir y venir, porque “no nos vayan a secuestrar”, con el aeródromo es igual. Para qué un aeropuerto como el de Dubai, si podemos tener el que inauguró, porque, no se vale tener un aeropuerto de ricos con un pueblo pobre. ¿Si es claro verdad?
Si el nuevo aeródromo alivia la carga excesiva del actual aeropuerto, eso le tiene sin cuidado al inquilino de la muralla de la pureza. El objetivo como sostiene Espino, es tener una nueva faceta, un novísimo pretexto: (…) era urgente contar con una nueva escenografía para su relato populista, ese cuento de “pobres y buenos” contra “ricos y malos” que tiene tan profundas raíces en la mente y en los corazones de millones.
Esto conduce a un segundo efecto. Los ambulantes y el champurrado tampoco fueron algo espontáneo. Sostiene Espino: Si el aeropuerto cancelado en Texcoco era una obra de “los enemigos del pueblo” y el AIFA es, por contraste, un aeropuerto “del pueblo”, este tenía que estar presente de alguna manera en la inauguración. Sin duda, es el Mago del Efectismo. Coincidiendo con el columnista. Se trató de un éxito de propaganda que ni Goebbels lo tuvo.
Las tlayudas y los tacos de canasta vencieron a los sobreprecios, las opacidades, las tareas inacabadas y las mal hechas, las empresas fantasmas, los factureros y todo lo que un reducido sector de los mexicanos discute ahora.
Sin duda, ganó el relato tan fantástico, como populista y demagógico. Lo demás, no importa. Es grave, ¿no?