AL PAN LO DAÑAN, PERO NO LO DESTRUYEN Por Salvador Reding
Algo es muy cierto, a Acción Nacional le ido muy mal durante los años recientes, y ha perdido imagen, lo que se refleja en pérdida de simpatías populares y por tanto en votos electorales. Y hay muchos desilusionados dentro (y fuera) del partido que ya hacen o preparan duelo por lo que consideran la muerte del PAN. Pero no es así, afortunadamente se equivocan. Se habla de estar por poner o haber puesto el último clavo del ataúd del partido por agonizar, porque lo están matando. Pero no. Veamos
Acusar a las dirigencias nacionales y locales, esas del “cuatismo”, de los “padroneros” y de los grupos de interés apoderados del control del CEN y de comités locales es algo que la famosa “terca realidad” demuestra que es verdadero. La más reciente crisis, tras los graves resultados electorales del 2 de junio de 2024, es la traición (no hay otra forma de considerarla) de los Migueles Yunes, padre e hijo votando (textualmente) en contra de México al dar al presidente y sus secuaces serviles del Senado el voto 86 que necesitaban.
Pero ellos, los del cuatismo que manda en el PAN, los Yunes y otros dirigentes, ejecutivos o legisladores que han actuado en contra del bien común de México, directamente o a través de actuar en contra de los principios de doctrina del PAN, son el todo de Acción Nacional. Son unos cuantos, con poder de decisión, de control, de manejo de padrones y de dineros, pero NO son el PAN, solo son parte de él, debo insistir.
Mientras haya “buenos” panistas, que los hay por miles y simpatizantes ciudadanos, el PAN podrá luchar por esa “patria ordenada y generosa” por la que el panismo lo ha hecho, bien a veces, regular o mal otras veces, durante ochenta y cinco años. No, no podemos dar por muerto al dañado PAN. Muchos buenos panistas, también llamados “doctrinarios”, es decir auténticos demócratas, tercamente harán lo necesario por ir recuperando en sus acciones la verdadera esencia de Acción Nacional.
Como dijo y es multicitado ese gran líder ciudadano que el PAN adoptó, Manuel ‘Maquío’: “sólo está derrotado el que ha dejado de luchar”. Algo que ha sido cierto a través de la historia. Que las demoliciones morenistas de la democracia mexicana la han profundamente dañado, es cierto, como lo ha sido la democracia interna del PAN por muchos años.
Se adjudica al finado Benedicto XVI haber dicho en relación a la pérdida de fieles de la iglesia, que continuaremos “aunque volvamos a ser doce”. Pero ni la iglesia católica ni Acción Nacional volverán a ser doce. Ni aún con el desinterés social por el bien común, el desencanto de los errores, las traiciones a los principios doctrinales, ni con pérdida de votos, los buenos panistas permitirán que se destruya el PAN. La buena militancia, animada, encabezada y liderada por hombres y mujeres de valor, de limpia trayectoria de vida y de acción política, sacarán adelante al partido; es esencial para México. Con todas sus actuales fallas de dirigencias, de vividores y de traidores así como de indiferentes e insensibles sociales, la buena militancia salvará al PAN de “morir”, es decir perder el registro. Un PAN en sanación ganará millones de votos. Así funciona la política.
Algo vale la pena decir, y es que quienes han dañado y siguen dañando al PAN no lo hacen con intención de destruirlo, lo dañan porque han impuesto sus ambiciones e intereses personales y de grupo para disfrutarlos, para gozar de poder interno pero sobre todo político en gobiernos y legislaturas. Esta es una conducta humana bien conocida y que siempre ha llevado al fracaso a diversas organizaciones, políticas o de otro tipo. Y no hay manera que siquiera intenten demostrar que estas conductas de ambiciones personales y de confabularse no lo han sido. Volvemos a la famosa terca realidad. Y si se les echan en cara se hace algo de justicia. Si se les pide, o exige que dejen de hacerlo o que se hagan a un lado es algo de absoluta justicia. No es asunto de amistad, o de cortesía o de (falsa) prudencia, es de necesidad, diré que hasta de obligación moral.
Entre quienes han dañado al panismo, hay también personas de buena voluntad que han fallado por ineficiencia, por condescendencia, por errores y sobre todo, por omisiones. Todos, creo, tenemos amigos en el caso, a los que con todo dolor hay que enfrentar con la verdad. De una manera u otra son corresponsables.
Esta buena militancia, incluyendo sobre todo la que ha luchado por México dentro del panismo, sacará adelante al dañado PAN. Que quienes lo dan por muerto, guarden sus ataúdes, sus martillos y sus clavos. No los van a tener que usar. Un PAN enfermo no lo está como “terminal”. Como el dañado México tampoco está muriendo, está muy enfermo.
Hay que enfrentar a los dirigentes que le han fallado tantos años y en tantos lugares con la realidad del daño hecho al partido y por tanto a México. Y sanar al PAN (nada de refundarlo) es una empresa muy difícil y de largo proceso, requiere de mucho trabajo, de ganarse algunas enemistades y disgustos, de persistencia y confianza en nosotros mismos. Se puede hacer y se hará. Y vuelvo: guarden los epitafios y esquelas para otros, no para el PAN. Que viva Acción Nacional.