Al Presidente López Obrador le quedó grande el puesto, es un peligro para México: Juan Carlos Romero Hicks
Ciudad de México, 01 de diciembre de 2019.- Por el lado que se vea, el gobierno del presidente López Obrador ha sido un fracaso. Mucha razón tuvieron quienes acuñaron aquello de que sería un peligro para México toda vez que, en tan sólo un año, ha llevado la economía a la recesión, elevó históricamente las cifras de inseguridad, decepcionó a muchos que votaron por él y ha alentado fobias que hoy tienen dividido al país. Los resultados demuestran que le quedó grande el puesto.
Así lo señaló el Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional, Juan Carlos Romero Hicks, al hacer un balance del primer año de gobierno, donde destacó la persistente obsesión por el desmantelamiento institucional, fundamentalmente los órganos autónomos, cuya construcción costó años de esfuerzo, no a la clase política, sino a la sociedad mexicana en su conjunto.
“En varios frentes vemos tensiones que no provocan cambios positivos, más bien generan desazón. Hoy hay crisis democrática e institucional, en seguridad, en materia económica, en política social, en política exterior y busca resolver todo con el protagonismo promocional de las conferencias de prensa matutinas así como con giras por todo el país plagadas de metáforas, símbolos y referencias a la historia”, precisó.
Para los diputados panistas, el presidente no ha cambiado su discurso de candidato, político en campaña. Continúa vendiendo sueños, ideas y frases simples; culpando a las anteriores administraciones, a la oposición o a la conquista de los españoles; negándose a hacer diagnósticos serios para llegar al origen real de los problemas y, de esta forma, crear una estrategia eficaz para atacarlos de raíz.
En este año, los que amamos a México no aceptamos la terquedad presidencial en la que lo único válido es la realidad que él quiere ver y busca que todos crean que su fantasía es la verdad.
INVASIÓN DE LA AUTONOMÍA DE ÓRGANOS Y PODERES DE LA UNIÓN
En los últimos doce meses el país ha ido de mal en peor. Lo afirmamos con datos duros.
A pesar de los amparos impuso su capricho por construir un Aeropuerto en Santa Lucía, dejando inconclusas las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco, con pérdidas multimillonarias en lo interno y de credibilidad en lo externo.
En el Poder Judicial Federal también impuso la designación, como Ministra de la Suprema Corte de Justicia a Yasmín Esquivel Mossa, sin importar que es cónyuge del principal constructor del Aeropuerto de Santa Lucía. Junto con esto una presión mediática y social ocasionó que el Ministro Eduardo Medina Mora renunciara sorpresivamente para seguramente abrir el espacio a un magistrado leal a la cuarta transformación.
En un organismo autónomo como la Comisión Reguladora de Energía (CRE) presionó la renuncia de su presidente Guillermo García Alcocer. Lo mismo ocurrió con Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
No podemos dejar de mencionar la burda maniobra por capturar la Comisión Nacional de los Derechos Humanos con la designación de Rosario Piedra Ibarra, en un grotesco proceso de elección, lleno de ilegalidades y sin importar que “la elegida” por los senadores de Morena y sus aliados había “renunciado” a su militancia partidista unas horas antes de su designación.
Otro organismo autónomo en riesgo de perder su naturaleza imparcial es el Instituto Nacional Electoral, sobre el que ya penden amenazas de los enviados de la cuarta transformación.
La Ley Bonilla y la Comisión Instructora de la Cámara de Diputados son dos ejemplos que pintan de cuerpo entero al presidente y a su movimiento: Por un lado, pretenden antidemocrática y anticonstitucionalmente aumentar a cinco años el periodo de gobierno en Baja California. Por el otro, los diputados del régimen dejaron fuera de la sección Instructora al PAN, sin importar que es la primera fuerza de oposición en la Cámara de Diputados y de que se trata del órgano legislativo que analiza los juicios políticos contra funcionarios de éste y de gobiernos pasados.
Es verdaderamente contradictorio e inexplicable que el presidente López Obrador haya revivido la partida secreta que tanto criticó en el pasado. Ahora el Ejecutivo Federal podrá usar discrecionalmente ahorros generados, con la más completa opacidad y de espaldas a la Cámara de Diputados.
La honestidad valiente de los miembros del gabinete del presidente está en entredicho por la sospecha de corrupción de algunos de ellos, como Bartlett Díaz, Director de la Comisión Federal de Electricidad; y de Yeidckol Polevnsky, dos personajes del primer círculo del poder político con riqueza inexplicable, pero “no te preocupes Manuel o Yeidckol”, se diría en el sexenio pasado ante este tipo de prácticas.
SIN ATENDER LOS GRANDES PROBLEMAS
El rubro que más resienten los ciudadanos es la crisis de seguridad que hoy vivimos. Hay 29 mil 574 víctimas de la violencia, siendo ya 2019 el año más violento en la historia del país con hechos que francamente duelen no solamente a los familiares de los fallecidos sino a quienes vemos que la frase de “abrazos no balazos” es una burla y una afrenta al sentido común.
Las muertes en Tlahualilpan, Hidalgo; Coatzacoalcos, Veracruz; la familia Lebarón, entre muchas otras, pasando por la liberación del hijo del Chapo Guzmán y el desplome de los decomisos de droga, son las graves faltas que este gobierno no reconoce y trata de minimizar sin éxito.
En materia económica, a un año de asumir la presidencia, la economía de México no ha crecido. Hemos entrado a un periodo de recesión, con el índice de desempleo más alto desde 2016, (3.6% equivalente a 2.1 millones de personas). Y, además, hay 31.2 millones de mexicanos en la informalidad, excluidas de la seguridad social.
La construcción en el país llegó a una caída del 10 por ciento, hasta septiembre y con trayectoria todavía descendente, lo mismo que la inversión fija bruta (9.1%)
Ignorando la realidad, todavía el Ejecutivo envió un Presupuesto de Egresos de la Federación para 2019 con una meta de crecimiento de 2%, que, por supuesto no cumplió, como tampoco lo hizo con su promesa de campaña de bajar el precio de las gasolinas.
En cambio, aplicó recortes presupuestales, sobre todo a los órganos autónomos y para el 2020 continúa con su tendencia de usar el gasto público en proyectos electoreros, sin crecimiento económico ni inversión productiva, afectando a vastos sectores de la población que dependían de los programas de Estancias Infantiles, Pueblos Mágicos, Albergues para Mujeres Violentadas, Niños con Cáncer, Salud materna sexual y reproductiva, entre otros.
Lo dijimos en su momento y lo reafirmamos ahora: fue un error cancelar la Reforma Educativa, el Seguro Popular, la Prueba de Tamiz Neonatal y mandar a la calle a miles de trabajadores del Gobierno Federal.
Por último, en este caudillismo autoritario no se debe dejar fuera la política exterior del actual gobierno que se ha doblegado ante el vecino del norte y ha reculado en su pretensión de abrir la puerta a los migrantes centroamericanos. Todo, al tiempo de mostrar sus afectos a personajes antidemocráticos como Evo Morales y Nicolás Maduro.