Amlo, mesianismo y comunismo
Salvador I. Reding Vidaña.- Una preocupación de parte de la sociedad es que Andrés Manuel es un comunista que está haciendo lo posible para llevar a México al comunismo. Entre las bases para tener esta preocupación, es la comparación de su discurso político y algunas políticas que ha tomado, frente a las que han sido aplicadas en otros países, bajo gobiernos abiertamente socialistas: Cuba y Venezuela. Populismo al máximo.
Un análisis de lo ofrecido en campaña, lo dicho en la presidencia y las medidas reales tomadas por el gobierno, nos pueden dar ciertos indicios sobre lo que quiere Andrés Manuel. A lo anterior se debe sumar lo hecho, dicho y omitido por sus más cercanos colaboradores, aduladores y cabezas visibles del partido Morena. Lo primero y lo segundo, en parte van de la mano, y en otras cada quien va por su lado, al menos en lo predicado y practicado políticamente.
¿Qué hacen los morenistas, en particular los legisladores federales y locales que va de la mano con el presidente? Muy sencillo: hay bien demostrada una abyecta sumisión a los deseos, berrinches y ocurrencias presidenciales. ¿Hay que cambiar una ley o hasta la constitución para darle gusto? Lo hacen, por mayoriteo. No importan las objeciones, advertencias y motivaciones expuestas por la oposición y por voceros sociales. En contrapartida, Andrés Manuel luego los deja legislar lo que les pega la gana. Demuestran él y ellos una gran falta de sensibilidad social.
Pero al mismo tiempo, entre las cabezas de las tribus morenistas hay agendas propias independientes de Andrés Manuel, entre las cuales están las de quienes predican el deseo de llevar a México conforme a las decisiones del llamado Foro de Sao Paulo, una especie actual de la Internacional Socialista. Ellos son quienes abiertamente quieren hacer de México un Estado socialista como Cuba o Venezuela. Pero tan alejado está el partido morenista de Andrés Manuel en sus fines políticos tribales (aparte la sumisión legislativa) que ya amenazó en una ocasión con salirse de ese partido que él fundó. Ahora, que le apoyan en hacer la guerra sucia a sus “adversarios”, es para beneficio de todos ellos.
Entonces, entre los morenistas hay esos personajes pro socialismo, pero que no representan el sentir de la mayoría de los militantes, muchos de los cuales van desde nacionalistas a patrioteros. Hay de todo, pero que la mayoría de la militancia morenista sea pro socialista o comunista no es verdad. Es pro Amlo.
¿Y Andrés Manuel, qué quiere? Viendo su trayectoria política de vida y de sus largos años de campaña, así como su discurso y acciones presidenciales, deduzco que no le interesa el socialismo o comunismo, sino su gloria personal. Quiere ser el Juárez del siglo XXI, pasar a la historia como el transformador de México (un mesías, sin que él use este término). Y no sólo eso, sino un reconocimiento actual y de la futura historia como prohombre latinoamericano.
Pero ¿porqué habla igual que Fidel o Hugo Chávez, principalmente, en frases copiadas de ellos? ¿qué no es porque busca los mismos fines? No. Andrés Manuel aprendió, por sí mismo y por sus asesores políticos el lenguaje, la temática (y no toda), la forma de expresión que les dio resultado a dichos personajes. Amlo es un manipulador de multitudes, y por eso dice cosas que ya sabe pegan en la mente de millones de personas que le creen y le siguen.
¿Y eso de “primero los pobres”? ¿qué no está haciendo lo mismo que sabía y practicaba Fidel sobre el control del pueblo por medio de la necesidad y del hambre, que aprendió su pupilo Hugo Chávez y que también hace Nicolás Maduro? Realmente no. Es cierto que proclama de vez en cuando los beneficios supuestos de la pobreza, como la falsa idea de que no son secuestrados. Pero está empobreciendo a la población mexicana. Muy cierto, pero por otras razones.
La explicación del empobrecimiento de las familias mexicanas por parte de Andrés Manuel la veo en otro lado. Es por su enorme y bien demostrada incapacidad de gobernar, sumada a un revanchismo obsesivo sobre todo lo construido en sexenios anteriores. Él quiere demostrar que es el salvador de la patria del siglo XXI, partiendo de una base que nunca ha demostrado, que todo lo institucionalmente construido antes no sirve, que era, dice y repite, para practicar la corrupción. Y así destruyó, con el apoyo de sus serviles legisladores y de su equipo de trabajo, al Seguro Popular, a las guarderías infantiles y refugios para mujeres violentadas, por ejemplo. Curiosamente, la antítesis del populismo.
En su afán de destruir lo creado en varios sexenios “porque no sirve”, ha dañado gravemente a los pobres del país y hasta clasemedieros. Y en algunos casos lo sustituye por novedades como el tal INSABI, que no tiene ni reglas de operación ni resultado positivo alguno. Regala millones porque son votos. Va en contra de temas como las energías renovables no porque las vea malas, sino porque vienen de gobiernos de lo que llama PRIAN. Y lo mismo en otros casos, como el NAICM.
Sin que él pueda probar lo contrario, Amlo quiere tener el control total del país, sus gobiernos e instituciones. Sus intenciones son de un autoritarismo absolutista en torno de él, ni siquiera de la presidencia. Quiere un control que lo convierta en cabeza única de un nuevo Maximato como el de los años treinta. Sabe que no podría reelegirse, pero eso no importa, piensa que, con su absolutismo presidencial, podría controlar al país en lo que le quedara de vida tras 2024.
Los fines de Andrés Manuel son totalmente personales, su populismo es vanidad, mesiánico; no le interesa el país (su gobierno y respaldo morenista legislativo lo demuestran), no le interesan los pobres, por eso su insensibilidad le hace dañarlos. Tampoco le interesa el Foro de Sao Paulo, aunque muchas de sus políticas ayuden a los fines de sus morenistas que sí quieren un México socialista (hasta lo dicen directo, como Venezuela). Amlo apoya a los dictadores porque piensa que le sirven o servirán para su proyecto mesiánico y absolutista personal.
Andrés Manuel tiene un problema, es que su discurso político, sus burdas y permanentes mentiras, sus ataques constantes a quienes no se le someten o no le abalan, injuriándolos y acusándolos de todo, sus graves errores de gobierno que están hundiendo desde diciembre de 2018 a México, son resultado de su falta de inteligencia, de percepción y visión del futuro inmediato, y por eso comete tantos errores, tras los cuales no sabe qué hacer, y busca a quien culpar. ¿Pero si no es inteligente, cómo es que manipula a millones? Porque eso si sabe hacer, es su gran cualidad: la manipulación. No quiere el comunismo, quiere un poder absoluto transexenal, ser el mesías que pasará a la historia, y no le importan los medios.