APOLOGÍA DE LOS MÉDICOS
Marcos Pérez Esquer.- En este momento de la historia, en el que estamos cumpliendo dos años de pandemia, se requiere de una insensibilidad inaudita para arremeter contra el personal médico como lo hace el presidente López Obrador.
Cuando el resto del mundo se deshace en halagos y agradecimientos infinitos para las y los médicos y enfermeros que pusieron en riesgo su propia vida para atender a quienes se contagiaban del maldito virus, en México, desde el mismísimo púlpito presidencial se les estigmatiza como “neoliberales y conservadores”, y se les insulta con adjetivos como “egoístas y retrógradas”.
Todo esto, a partir de la polémica suscitada por la propia presidencia de la República cuando, en el contexto de su visita a Cuba, anunció la contratación de 500 médicos cubanos para compensar la falta de médicos mexicanos. Desde luego, como era de esperarse, de inmediato el gremio salió al paso para aclararle al presidente que en realidad en nuestro país hay 52,000 médicos desempleados.
Fiel a su costumbre, lejos de empatizar con el planteamiento, López Obrador se puso agresivo y les espetó las descalificaciones e insultos que suele lanzar a quienes le contradicen. Abundó en el supuesto hecho de que la educación superior en México, formaba a un personal médico sin compromiso social, y que, en consecuencia, rechazaba las plazas disponibles en lugares marginados.
Olvida el presidente el heroísmo del que hicieron gala las y los médicos y enfermeros, durante estos graves tiempos en los que todas y todos -incluido el propio presidente- estuvimos en riesgo de perder la vida de no haber sido por el compromiso y esfuerzo enorme desplegado por la comunidad médica.
En un ambiente de drástico desabasto de los insumos más elementales para atender a las y los enfermos, médicos y enfermeros tuvieron que enfrentar la pandemia con sus propios medios. Incluso llegaban al extremo de tener que comprar con dinero propio los cubrebocas, el gel desinfectante, la ropa de seguridad, etc. Pero así, sin insumos, sin medicamentos, sin las suficientes camas y respiradores, hicieron todo lo que estuvo en sus manos para estar a la altura de la exigencia histórica, y para cumplir con su juramento hipocrático.
Fue el gobierno el que no estuvo a la altura, porque el desabasto no tuvo una explicación que no fuere la incompetencia, la ineptitud y la corrupción pública.
Fue el gobierno el que desde un inicio minimizó la situación, desdeñó durante meses clave la implementación de medidas de seguridad sanitaria, y omitió preparase oportunamente para enfrentar la emergencia.
Fue el gobierno el que, en su descomunal irresponsabilidad, provocó que nuestro país tenga la tasa más alta de fallecimientos por covid entre el personal médico, y una de las más altas entre la población en general.
Las y los médicos en cambio, aplicaron sus propios recursos, dedicaron jornadas de trabajo verdaderamente extenuantes, pusieron en riesgo sus vidas, y muchas y muchos de ellos las perdieron, en aras de salvar las nuestras. La actitud del personal médico llegó al nivel de lo sublime.
Así, el compromiso social y la generosidad del las y los doctores y enfermeros no está en tela de juicio, su entrega fue total, y a todos nos consta. Les deberemos un agradecimiento eterno, y un respeto absoluto.
Que la presidencia de la República venga ahora a regatearle méritos al personal médico es de una vileza inconmensurable. Y que además, bajo argumentos espurios les regateen también las plazas y los salarios para dar cabida a médicos cubanos explotados por su gobierno, no tiene nombre, porque hay que decir que si en efecto hay médicos que no desean ir a lugares remotos es porque el gobierno no les paga lo justo, no les provee manutención, no les brinda estabilidad en el empleo, y sobre todo, no les garantiza seguridad en lugares en donde el crimen organizado les asecha.
Así, el gobierno prefiere contratar esclavos cubanos, que poner en orden la casa. Y cuando digo “esclavos cubanos” me hago cargo de mis palabras, porque incluso instancias internacionales han calificado lo que la dictadura cubana hace con sus médicos, como trata de personas y esclavismo moderno.
Las y los médicos mexicanos se merecen mucho más que eso. Si el gobierno no es capaz, que sea la sociedad la que brinde un trato digno y respetuoso a sus personas más distinguidas. Por lo que a mí respecta, cuentan con mi agradecimiento y respeto imperecederos.