BARBIE Y BARBARIE
Marcos Pérez Esquer.- Tenía pensado dedicar esta que es mi columna número 300, a comentar la película Barbie, que tan polémica está resultando. Sin embargo, ante los terribles acontecimientos ocurridos el viernes pasado en San Luis Río Colorado, en los que un desquiciado incendió la cantina Beer House matando a once personas, no puedo dejar de abordar también este suceso; así que he decidido tocar brevemente ambos asuntos.
Por lo que hace a la película comienzo por aclarar que a mí me encantó. Es divertida, bien producida, bien dirigida, bien actuada, con buena música, y sobre todo, con un guion que tiene como hilo conductor un discurso feminista muy bien logrado. Sin duda será motivo de varias nominaciones al premio Óscar.
Sin embargo, la película -repito- ha sido polémica. Creo que esto obedece a dos cuestiones: por una parte, está el público que se esperaba una nueva película animada de Barbie como las que conocimos hace años en las que simplemente se abordaba algún cuentito infantil para entretener principalmente a las niñas, pero sin fondo ni mayor pretensión, una nimiedad pues, para distraer un rato a las peques. Así, había quien esperaba una nueva frivolidad como lo fueron aquellas caricaturas, y llevaron a sus pequeñas a verla para salir del cine sorprendidas de haber visto algo que nunca se esperaron: un rudo discurso feminista; de hecho es clasificación B, o PG-13, es decir, para adolescentes de 13 años en adelante; y por otra parte, están los detractores que, por conservadurismo, no soportan ese tipo de discurso.
Desde mi punto de vista, insisto, el filme es genial. Aborda ese discurso de manera sumamente divertida y sin radicalismos; aprovecha el hecho de que la muñeca Barbie ha sido asociada al éxito profesional de la mujer al representarla en todo tipo de profesiones (está la Barbie presidenta, la Barbie doctora, la Barbie abogada, la Barbie diplomática, la Barbie escritora, la Barbie jueza, etc.), para transmitir a las niñas el mensaje de que en efecto, pueden llegar a ser lo que quieran ser, y aprovechando también que su novio, el Ken, no ha sido representado sino solamente como eso, como “el novio de Barbie”, la guionista y directora (Greta Gerwig) invierte el fenómeno del patriarcado, para presentar una suerte de matriarcado (barbieland) en el que es el hombre el que resulta invisibilizado como ”el novio de”, pero terminando la historia haciendo ver que en realidad también el Ken es muy importante. Así, la crítica al androcentrismo se hace de manera divertida y equilibrada. Me aparto de la opinión de quienes dicen que se trata de un feminismo hostil, anti-hombres, que promueve la división de género. Creo que en realidad es un buen mensaje, acompañado, además, de la magnífica dirección de Gerwig -que ya conoce del tema al haber dirigido Lady Bird y Little Women-, de las grandes actuaciones de Margot Robbie, Ryan Gosling y America Ferrera; de un impecable diseño de producción, y como cereza del pastel, de la canción “I´m just Ken”. Las escenas en las que, con buen humor, se homenajea a Stanley Kubrick y a las hermanas Wachowski también son notables.
Pero en lo que parece un juego de palabras, cuando se está estrenando Barbie, aparece también la barbarie. La barbarie de un tipejo que, habiéndose excedido de copas, y tornándose impertinente con algunas clientas, es expulsado del bar, al que regresa para “tomar venganza” incendiándolo y matando así a once personas.
El horror en su máxima expresión. Una muestra más de la normalización de la violencia y la descomposición social en la que está sumergido México.
El sujeto ya está detenido, pero falta deslindar las responsabilidades de otras personas, como la de los dueños o gerentes que permitieron que la puerta de emergencia fuese bloqueada con cajas de cerveza, o de las autoridades que consintieron el funcionamiento del lugar sin el permiso en orden y sin realizarle las inspecciones de protección civil correspondientes. Ciertamente hay versiones que señalan que el bloqueo de la puerta de emergencia no fue factor, ya que había una puerta de servicio por la que también se podía salir, como de hecho algunas personas lo hicieron, pero la pregunta es ¿y por qué no salieron todas por ahí?
Mucho que investigar, y que aclarar, pero sobre todo, mucho que hacer para evitar que tragedias como esta sigan ocurriendo en nuestro país. ¿Hasta cuándo dejaremos de ver casos como el Lobohombo, el New´s Divine, y ahora el Beer House? ¿cuánto tiempo más requieren las autoridades, cuántas vidas más necesitan, para ponerse a hacer su trabajo sin pretextos? Entretanto, San Luis entero está de luto.