Candil de la calle…
“Dime de qué presumes y te diré de qué adoleces”: Dicho popular
Esther Quintana.- La dignidad humana es una cualidad intrínseca que se traduce en el respeto que sentimos por nosotros mismos y a la vez ser respetado y valorado, lo que conlleva a que todos los seres humanos seamos tratados como iguales y gocemos de los derechos fundamentales. Se parte del entendido de que a la persona debe reconocérsele como tal, respetársele por esa sola circunstancia, ergo, el orden jurídico tiene que garantizar su existencia, su autonomía y su individualidad. De este reconocimiento derivan todos los derechos humanos. Cabe subrayar que en nuestra Carta Magna la noción de dignidad no constituye piedra angular, solo se menciona en los artículos 1ro., vinculándola a la no discriminación, en el 2do., se refiere específicamente a la mujer indígena y en el 25to., se plantea como objetivo a cumplir en el marco del desarrollo económico nacional. En países como Alemania y España sí la destacan como pilar del orden político y de la paz social. Y esto viene como preámbulo para referirme a que al titular del Poder Ejecutivo federal en nuestro país, le tiene muy sin cuidado el respeto a la dignidad de los gobernados, lo que es público, cotidiano, y expresado sin ningún prurito. Entre sus más recientes manifestaciones de valemadrismo institucionalizado decidió, derivado de su visita a su compinche de Cuba, contratar a 500 médicos de aquel país “para reforzar el sistema de salud” porque aquí no hay los suficientes.
El doctor Germán Fajardo Dolci, director de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, expresó puntualmente que: “No se han definido estándares nacionales sobre el número de médicos especialistas por población de cada una de las especialidades o al menos de las de mayor demanda, de manera que la falta de un parámetro de referencia no permite hacer un juicio acerca de si existe déficit o superávit”. También se argumentó por parte de diferentes asociaciones médicas que lo que se requiere son oportunidades y buenos empleos para ellos. “En nuestro país sí hay médicos con capacidad avalada por las universidades de la República, formados en el pleno conocimiento de las necesidades e idiosincrasia de nuestra población, algunos de ellos desempleados o empleados eventualmente con salarios muy bajos o en zonas de inseguridad extrema”. Por otro lado, la ONG Prisioner Defenders denunció a principios de año ante la ONU con mil 111 testimonios de profesionistas cubanos -artistas, marinos, maestros, ingenieros y médicos– en los que se plasman acusaciones de trabajo forzado, de esclavitud disfrazada de colaboración en misiones internacionales. No van por voluntad propia, el régimen dictatorial los obliga a acudir, les retienen sus pasaportes, sólo reciben un 20% del salario pactado, el gobierno de Cuba se queda con el 80%. Y si no regresan al país tras concluir las labores son señalados como desertores e indeseables. Y al gobierno le importa un bledo el dolor y la problemática que esto causa a la familia. Al presidente López esto lo tiene muy sin cuidado, para decirlo de manera educada.
En Honduras fue a hacer compromisos para que cuenten con energía eléctrica barata, a precios justos. ¿Y aquí? Mucho abarataría el que los mexicanos dejáramos de financiar la gratuidad del servicio del que gozan cuantos trabajan en la CFE. ¿Logro sindical? Puedo entender el beneficio para los trabajadores sindicalizados de menores ingresos, pero hasta ahí. Y a Belice fue a presumir sus programas de asistencialismo electorero Sembrando Vidas y Jóvenes Construyendo el Futuro, como si fueran la panacea. Para lo que han servido en México es para que persista la dependencia eterna, el desgraciado paternalismo y la irresponsabilidad de millones de mexicanos. Es una infamia engendrada en el sistema político de porquería del que él proviene, con la que se ha dominado voluntades y robado por décadas su dignidad a los dizque “beneficiados”. Así aseguran sus “victorias” en las urnas. No levantan un dedo para sacarlos de semejante suerte por no convenir a sus intereses. No tengo duda de que hay personas que definitivamente sí requieren asistencia social. Infortunadamente el reparto es indiscriminado y el seguimiento NULO. Y también nos queda claro que seguirá su “política pública” de abrazos y no balazos, con la que tan bien le está yendo al país. A ver si en su próximo viaje se la comparte a los salvadoreños. Y si no asiste a la Cumbre de las Américas de no atender su petición el gobierno norteamericano… el mundo no va a detenerse. Con él, sin él y a pesar de él.