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“Con mis hijos no te metas”

Por René Mondragón.- ¿POR QUÉ TANTA INSISTENCIA?

Mientras funciona el distractor y talk show de don Evo Morales, se aprobó el dictamen para que niñas, niños y adolescentes “trans” puedan ejercer su derecho de reconocimiento de identidad de género (https://capital-cdmx.org/nota?)

Evidentemente, la polémica surge a un primer plano, porque el asunto no es menor. Por lo mismo, también aparecieron varias interrogantes.

Las Comisiones Unidas de Administración y Procuración de Justicia, y de Equidad de Género del Congreso de la ciudad de México, ciertamente, tienen la atribución jurídica para aprobar lo que se les venga en gana. Sin embargo, ¿La propuesta de iniciativa, fue suficientemente difundida, debatida, consensada, explicada y también, garantizó el derecho de los padres de familia a opinar sobre el impacto que esto tendrá en la educación de sus hijos?

Los legisladores aseguran que se trata de que las niñas, niños y adolescentes “trans”, “ejerzan su derecho” al reconocimiento de su identidad de género. Aparecen varias interrogantes: Pensando en un plano de inclusión y apertura democrática, ¿A cuántos niños y jóvenes “trans” llegará el supuesto beneficio legislativo?

A quienes aseguran que es un tema de inclusión, la pregunta en el aire es: Si se define que se trata de que los niños y niñas ejerzan “su derecho”, ¿Qué se tiene que hacer, para que los niños, las niñas y los jóvenes rarámuris “ejerzan su derecho” a comer? El escribano asegura que este es un derecho prioritario y primario, ¿no? Eso sí, sería una verdadera estrategia social de inclusión.

Con la novedosa legislación, se excluye del beneficio y del bien jurídico protegido, a las niñas, niños y adolescentes, a quienes un error de oído o de dedo, del personal del Registro Civil, ahora se llaman “Supermán Hernández” o “MA del Carmen”. ¿Estos niños, niñas y adolescentes podrán solicitar también su corrección de acta sin necesidad de un trámite ante un juzgador? El escribano insiste a petición de sus hermosísimas lectoras y amables lectores: Si se puede reasignar el sexo en el acta de nacimiento, seguro que más de algún chamaco quisiera dejar de llamarse Email Godínez, Peterparker González o Blackwidow Pérez, ¿no?

¿O ellos serán excluidos y tendrán que pagar un abogado para realizar su gestión ante el Poder Judicial?

La Diputada Paula Soto insistió en que, el objetivo es “garantizar los derechos de este sector de la población”, aunque muchos cientos de miles de niñas, niños y jóvenes mexicanos, ni siquiera tengan “garantizada” una educación de calidad, en una escuela digna con infraestructura limpia, funcional y apropiada?

La aprobación legislativa, sostiene que, como están las cosas, se trata de “un procedimiento que vulnera el derecho a la identidad y no discriminación por razones de orientación sexual”. Cualquier persona con tres centímetros de cerebro puede darse cuenta de la cantidad de niñas, niños y adolescentes lanzando fuego, haciendo malabares, pidiendo limosna o pintándose la cara de payasitos: ¿Esos procedimientos y políticas públicas, ¿acaso no vulneran muchos derechos de esas personas?

La aprobación sostiene que, el Departamento de Salud Pública de la UNAM indica que hay que “evitar una visión adulto centrista, patologizante, legaloide, otorgando así a las personas niñas, niños y adolescentes la posibilidad de acudir a un procedimiento administrativo rápido y eficaz que no les imponga la carga de la prueba sobre la identidad con la cual se asumen y de acuerdo tienen derecho a vivir, pero sobre todo que no implique un proceso judicial revictimizante…” La pregunta es obvia: Las niñas, niños y adolescentes que se están muriendo por falta de medicamentos, ambulancias aéreas, especialistas médicos y atención hospitalaria adecuada, ¿También son casos adulto-centristas, patologizantes, legaloides, carentes de derecho a vivir… Y a estos niños, ¿no se les revictimiza en nombre de la austeridad?

Parece que con total razón y fundamento, los padres de familia de este país donde se padece la 4T, siguen levantando la voz: “Con mis hijos no te metas”. ¿O esa desesperada expresión, también revictimiza?