DE AUSCHWITZ A LOS HORNOS BIENESTAR Por René Mondragón

… quedan más de 100,000 pares de zapatos de las víctimas, unos 80,000 de ellos en enormes montones expuestos en una sala por donde desfilan los visitantes a diario. Muchos están deformados, sus colores originales se desvanecen, los cordones de los zapatos se desintegran, pero perduran como testimonios de vidas brutalmente truncadas… (1)
LAS CONDICIONES
Es un fragmento del reportaje sobre las restauraciones realizadas en el campo de exterminio de Auschwitz. La idea es conservar los testimonios de esos momentos en los que, mientras personas como Edith Stein cantaban canciones para acompañar a los niños que caminaban rumbo a los hornos, algunos soldados nazis los empujaban a culatazos con tal de que les dieran un cigarrillo adicional.
El paralelismo es brutal con los recientes hallazgos ubicados en muchos sitios del país. Soldadesca y custodios nazis, autoridades al fin, en el campo de exterminio, con total indiferencia hacia el dolor de niños, mujeres, ancianos y adultos, con la única misión de matar y hacer sentir el dolor al máximo de la resistencia del cuerpo humano demostrando quienes tienen el poder absoluto. Así, Víktor Frankl perdió a su familia.
Como siempre, en la tradición narrativa del oficialismo, cuando se trató de Teuchitlán, Jalisco, entidad gobernada por una parte de la oposición al régimen federal, los fariseos guindas se desgarraron las indumentarias Prada y los accesorios Dolce Gabbana clamando al cielo para que cayera fuego en tierra ajena al segundo piso; pero, en cuanto las madres buscadoras descubrieron nuevos hornos de exterminio en terruños gobernados por el oficialismo, el culpable de todo volvió a ser Calderón, el enemigo siempre exterior.
MUY CERCANOS
Surgieron varios y significativos mementos que contribuyeron a recopilar nueva información y pesquisas que recorrieron diversas instancias y nuevas condiciones. Por un lado, se sugirió al respetable y bueno pueblo, que, por favor, ya dejen de decirle narco-presidente a López Obrador suplicando a todos que ya lo dejen en paz.
No acababa de enfriarse bien el Festival de los Autoelogios para responderle las bravatas a Trump, cuando de todas formas, no hubo una sola palabra de condolencias para quienes habían encontrado un zapato, una chamarra o una mochila del familiar desparecido.
Se soslayó con un perfecto mutis merecedor del Oscar, que los hallazgos de los hornos del Bienestar no fueron obra de las autoridades, sino de modestos hombres y mujeres cuyo único recurso y soporte sigue siendo la fe. La autoridad impasible hizo recordar a todo México que lo que mata es la indiferencia. Y los hallazgos continúan.
No podía faltar una respuesta idiota para quitarse de encima toda responsabilidad: Los hornos de exterminio pertenecen al fuero común. Es decir, la autoridad federal no tiene vela en el tema. Es culpa de otros, como siempre.
Las expresiones de religiosidad, de esperanza y de recuerdos imborrables de nuevo se hicieron presentes en una gran cantidad de ciudades que mostraron zapatos, ropa, fotografías, mantas, lonas y veladoras, mientras que las autoridades volvieron a mirar a otras partes, porque cada vela y cada zapato, se vuelven una bofetada que recuerda la incompetencia, la estupidez y la indiferencia.
Hoy, el descubrimiento de las madres buscadoras sacudió el corazón y la esperanza de México, aunque para las autoridades –así parece- los aranceles ocupan un espacio de mayor importancia. Al tiempo.