De cómo cargarse a la democracia y carcajearse por ello
Esther Quintana.- Ayer (El 7 de diciembre) el Congreso del Perú destituyó al presidente de aquel país, Pedro Castillo, por “permanente incapacidad moral”. Con 101 de 130 votos a favor, después de que aquel anunciara la disolución del Legislativo y declarara un Gobierno de excepción de emergencia, lo que fue calificado como un golpe de Estado por diferentes voces, incluida la de la vicepresidenta. La renuncia de sus ministros al conocer su decisión de disolver el Congreso, a la que se sumaron las del comandante general del Ejército, Walter Córdova Alemán y las fuerzas armadas, abonaron a su salida de manera importante. El tipo y su familia salieron por la puerta trasera de la Casa de Pizarro. La policía ya tiene detenido al destituido, el muy cobarde quiso huir, pero lo aprehendieron. Ah…y un dato muy significativo, fue a pedir asilo a una embajada… ¿Cuál? ¿Ya adivinó? Por eso dicen que los pájaros se buscan por la pluma. Esto sucede cuando el contrapeso del Poder Legislativo sobre el Ejecutivo lo mandan con SUS VOTOS EN LAS URNAS LOS CIUDADANOS.
Debiéramos aprender los mexicanos esas lecciones de civismo elementales. Es una pena que sigamos aferrados a repetir y repetir y repetir la conducta que ha hecho por décadas, enteca nuestra democracia, que ha promovido el desastre –todo en perjuicio nuestro- de que quien llega al Ejecutivo se crea iluminado, semidiós o Dios mismo. Y vaya que hemos tenido especímenes de esa ralea, pero quien hoy desgobierna se lleva por delante a cualquier otro de los que han podrido a nuestro país. Estimado leyente, le ruego disculpe esta permanente indignación de su servidora, pero como mexicana, como ciudadana, estoy hasta la ídem de la pasividad, del valemadrismo que caracteriza a millones de compatriotas, montados en el “dejar hacer dejar pasar”, vuelven la cabeza hacia otro lado, fingen que no ven nada y aquí estamos.
Desde Palacio Nacional se fraguó como darle con todo a diversas disposiciones legales, que más que bien, permitían la navegación en nuestros procesos eleccionarios, y digo más que bien, porque todo es perfectible, y podríamos tener una legislación superior. Pero la mezquindad y la perversión del Ejecutivo actual, aplica la del cangrejo, todo para atrás. No le salió la constitucional gracias al candado de la mayoría calificada para modificar normas de esa naturaleza, pero se va por la vía de las secundarias y hete aquí el bodrio. Metió “su plan b” en fast-track. ¿Y eso qué es? Es la dispensa para que una iniciativa no pase la aduana de las comisiones de la Cámara antes de llegar al pleno ¿cómo?, asido a que se trata de un proyecto de urgente y obvia resolución. Valiendo una pura y dos con sal que los legisladores no conocieran el contenido de su engendro, y ya no me refiero a los de oposición, sino a los de su gremio y los dos anexos. Y por supuesto que pasó, y ahora aprobada pasa al Senado.
Aunque hasta el momento que esto escribo la Cámara Alta no había recibido nada. Por Dios ¿qué clase de representantes tienen los mexicanos que votaron por esos legisladores salidos de una tómbola? Pero los más golpeados somos quienes no votamos por ellos y hemos hecho bien poco para que cambie esa realidad. Y también los que no votan. Que forma de alimentar esta miseria. No se vale seguir votando a ciegas o no votar porque “al cabo todos son iguales”. Reparen en lo que hemos hecho, se está cargando a México este desgobierno de izquierda trasnochada. No puedo entrar en detalles, porque el espacio es corto. Pero tomo tres aspectos del “plan B” que me revuelven todos los adentros, porque además son un insulto a la inteligencia. Ahí van.
Quienes reciben la votación el día de la jornada electoral son ciudadanos, de acuerdo a una letra de su apellido, que se obtiene al azar, y luego ya la insaculación de los nombres de quienes corresponda asistir. Hecho esto se les comunica y se les invita a tomar un curso de capacitación. Con su reforma, para empezar, se acorta prácticamente la mita del tiempo para prepararlos, pero lo más deleznable, es que ahora ya no habrá tal insaculación, sino que, “se buscará una cantidad óptima (de) ciudadanos a visitar por parte del instituto para su capacitación”. A modo, a eso da lugar, a que sea discrecional la selección. Y la otra, que el cómputo oficial inicie el mismo domingo a partir de las 18 horas. Craso error, no es lo idóneo. A más de imprudencia e irresponsabilidad lo qué está proponiendo. Se requiere ánimo y cabeza fría para no equivocarse ni exaltarse. Por eso el legislador lo mandó hasta el miércoles. Y la otra “chulada”, digna de su lujuria por el poder. Que se limiten las acciones de las autoridades electorales para evitar que “interpreten” la ley y limiten lo que digan los funcionarios públicos, o lo consideren propaganda gubernamental. Las barniza como “expresiones”, así evita que se sancione a sus militantes con cargo público por violaciones a la ley electoral. ¿Y la imparcialidad? ¿Y el piso parejo?¿Qué vamos a hacer? ¿Lo de siempre? ¿Mirando cómo pasa el entierro?