¿De qué viven México, los mexicanos y el gobierno?
Por Rafael Morgan.- En esta colaboración no búsque el lector rigor científico en el análisis de la economía del País, pues se pretende más bien una explicación un tanto desordenada sobre diversos tópicos de la economía y sus efectos en el gobierno y en los ciudadanos.
En primer lugar, el gobierno vive principalmente de los impuestos y derechos que cobra a los ciudadanos que trabajan y a las empresas que generan sus ingresos por las ventas, producción y exportación de sus productos, así como también por sus utilidades, por las que igualmente pagan impuestos, en tal forma que los gobernantes debieran cuidar que los ciudadanos tengan empleos y que se las remuneren lo mejor posible, pues de ahí se genera el impuesto sobre la renta personal a cargo de los trabajadores, sin embargo, según estudio de Oxfam México al presentar el reporte “¿Quién paga la cuenta?” en Reforma de este martes 24, la recaudación del impuesto sobre la nómina es apenas el 0.45% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras el cobro a los ingresos personales por otros conceptos llega al 3.74% del PIB; en cambio, el cobro de impuestos a los ingresos de las empresas es de solo 3.56% del PIB, a lo cual hay que agregar que el pago por seguridad social asciende a 2.47% del PIB, cuota que pagan tanto los trabajadores como las empresas. La principal fuente de ingresos del gobierno está en el impuesto al consumo que totalizó un 6.61% del Producto Interno Bruto y, contrario a la lógica, los ingresos por impuestos a la riqueza es apenas el 0.34% del PIB, una cifra menor a todas, razón por lo cual se ha propuesto cobrar un impuesto mayor a la riqueza. En estas cifras están incluidos los ingresos procedentes de Pemex y la CFE.
Los impuestos a la nómina podrían ser mayores pero, por un lado, hay 32.5 millones de mexicanos en la economía informal, sin derechos de seguridad social, sin derecho a vivienda digna y desde luego, sin derecho a pensión para su vejez; estos trabajadores no pagan impuestos por su paupérrimo salario y porque el gobierno no ha encontrado la manera de controlarlos. Pero, además, según datos del Inegi, en Reforma del 29 de diciembre, de una población ocupada de casi 59 millones de personas, la población que sí tiene un empleo formal son alrededor de 26 millones, una cifra récord, al alcanzar 44.83% de la población económicamente activa, sin embargo, aún estos trabajadores formales tienen un salario a nivel precario pues el salario promedio mensual en México es de apenas $9,463 pesos, es decir son “ingresos insuficientes para adquirir dos canastas básicas… que es el mínimo considerado… para mantener a otra persona, aunque el promedio de los hogares mexicanos es de 3.6 personas con 1.6 generadores de ingresos”, según análisis de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, con datos del IMSS publicado en Reforma del miércoles 25 de enero. Por cierto, aparece Sinaloa como el estado con mayor proporción de personas sin salario suficiente, con un 63% por encima de Guerrero (62%), Oaxaca (61%) y Durango (59%).
A mayor abundamiento, el Coneval informó al 16 de enero que el 40.1% de toda la población del país está en pobreza laboral hasta al tercer trimestre de 2022, lo cual se agrava con la carestía que es mayor en los alimentos que rondaba en más del 11%, aunque la inflación global estaba un poco menos de un 8%.
Para darse una idea de la deficiencia salarial de los trabajadores mexicanos, el salario mínimo promedio es de 325 dólares mensuales, pero en Costa Rica es de 603 dólares, en Uruguay 540 dólares; en Chile 425 dólares, hasta en Guatemala el salario mínimo es de 403 dólares, y en El Salvador llega a 365 dólares mensuales; México sólo le gana a Honduras, en donde el salario mínimo es de 316 dólares al mes, Perú con 269 dólares y Brasil con 250 dólares. Al final de la tabla aparecen Venezuela con 8 dólares (?) y Argentina con 189 dólares. (Información de Bloomberg Línea, publicada por Reforma el lunes 23 de enero).
No se puede negar que se han hecho esfuerzos en México, tanto de las empresas como del gobierno para aumentar el salario mínimo por arriba de la inflación, pero evidentemente no ha sido suficiente, pues no se ha cuidado aumentar la productividad de los trabajadores y empresas con nuevas tecnologías y sistemas, que es la mejor forma de incrementar salarios sin desequilibrar la economía de las empresas.
Se seguirá comentando este tema en siguiente colaboración, D.M.