Decálogo del Líder Humanista
“El liderazgo es la capacidad de transformar la visión en realidad”.
Warren Bennis.
Por María de los Ángeles Dueñas Nava.- El ejercicio de un liderazgo eficaz implica una enorme responsabilidad, sin importar si es en la familia, la comunidad vecinal, los proyectos de trabajo, grupos de influencia social, empresas o cualquier otro ámbito. Demanda actitudes y aptitudes, virtud, conocimiento e incluso temperamento y templanza. Pareciera que se exige un perfil tan brillante que no existe, pero con estudio, compromiso y vocación de servir, podemos construir y fomentar liderazgos que hagan la diferencia en los diferentes espacios sociales. Así, la trascendencia de sus resultados podrá venir por consecuencia.
He tenido la oportunidad de participar en el Diplomado de Alto Liderazgo Político organizado por Red de Universidades Anáhuac y la Red de Acción Ética-Política. Dentro de él, desarrollamos un proyecto en que, partiendo de las reflexiones y contenidos revisados en las clases, construimos propuestas para formular un Decálogo del Líder Humanista, es decir, un listado de preceptos elementales que permitan convertir a jefes y ejecutores de proyectos en auténticos liderazgos trascendentes. Con gusto comparto con usted, lector de estas líneas, las ideas que me parecen esenciales.
1. Sé el Líder que soñaste.
Los proyectos requieren personas que los lleven a cabo. Las ideas sólo se transforman en hechos si pasan por las manos de alguien que las impulse. Para ello, deberás determinar el modelo ideal de líder que deseas alcanzar y establecer el camino que debes recorrer para ello. Ese camino sólo podrás recorrerlo a través de tu experiencia personal, que deberás nutrir con información, estudio y capacitación. Pon especial cuidado en tu proceso formativo, porque esto te ayudará a superar las dificultades y enfrentar las áreas de oportunidad.
2. La Fuerza de la Convicción.
Para ejercer el liderazgo se requiere un fuerte marco de referencia donde se integren armónicamente los principios que deseamos proponer, defender e impulsar en nuestra sociedad. Debes determinar los principios humanos que te serán esenciales para mantenerte firme en tus determinaciones. Para evitar que alguna de tus decisiones te agravie, evita componentes meramente ideológicos y substitúyelos por valores y virtudes trascendentes que puedan hermanarte con tus afines y tus adversarios por igual. Centra tu esfuerzo en la justicia.
3. Conocimiento Íntimo y del Entorno.
Explora todo el tiempo tu conciencia. Deberás hacerlo al comienzo de tu proyecto para armonizar tu plan con tus principios y para conocer tus alcances, capacidades, miedos y debilidades. También deberás leer apropiadamente el mundo que te rodea para identificar las oportunidades y riesgos que ofrece a tus proyectos. Hazlo periódicamente para ir actualizando tus ideas, corrigendo deficiencias y fortaleciendo acciones exitosas. El conocimiento que tengas de los integrantes del equipo que te respalda es vital.
4. Escuchar es Atender.
Abrir los oídos es abrir el corazón. No sólo representa oír las palabras que emiten los demás. Es necesario que abras tu corazón a la experiencia de los demás, para tomar su lugar e interpretar la realidad en la que viven. Eso significa sentir la alegría y el dolor de los demás en la propia persona, lo que te concederá la posibilidad de entender y hacer lo que te corresponda en su momento. Así te convertirás en el vínculo entre las necesidades y las respuestas que estén a tu alcance. Escucha también las correcciones y las críticas, incluso las de tus enemigos. Escucha con atención y en el momento necesario a tu equipo. Habrá errores en el camino, pero si escuchas podrás corregirlos con éxitos.
5. La Vocación de Servir.
Una de las características principales del líder es el servicio a los demás. Hacerlo de forma mecánica produce resistencias insalvables. Se requiere pasión para ejercer esta responsabilidad, esa entrega dará sentido trascendente a tu trabajo y te brindará la energía y la alegría necesarias para pasar los momentos amargos y para disfrutar la cotidianidad del día a día. Evita la parafernalia protocolaria y la enervante sensación de mandar autoritariamente. La humildad, el respeto y la honradez te ayudarán a mantener viva tu pasión por servir. Asume sólo aquellas responsabilidades para las que tengas conocimiento y capacidad.
6. Armados de la Verdad.
Nuestro primer compromiso debe ser con la verdad. Si nuestros proyectos se sirven de ideas que no son verdaderas o de acciones que la desacreditan, construiremos cualquier cosa menos un liderazgo humanista. Es necesario rechazar frontalmente la mentira, especialmente la que se usa como discurso. Solo así construirás una coherencia fuerte entre tu decir y tu hacer, que permita que nadie dude de tu palabra. Respeta tus compromisos cumpliéndolos escrupulosamente y no asumas aquellos que están fuera de tu alcance. Haz que la verdad sirva a tus propósitos informando periódicamente al público de tus acciones.
7. Pensamiento Estratégico.
La especialización permite hacer estratégicos nuestros proyectos. Elige un tema específico que puedas desarrollar en tu trabajo con tu perfil y con tu talento. Determina tu misión, visión, objetivo general y específicos. Establece metas y plazos y desarrolla programas de acción específicos. Reúne todo de forma ordenada en un plan de trabajo y esmérate en cumplirlo usando las herramientas de organización que les sean más asequibles a ti y a tu equipo. Evalúa periódica y sistemáticamente tus acciones y resultados. Corrige errores y sé flexible e innovador. Sírvete de la experiencia de tu equipo y capacítalo continuamente. Si estas acciones te conducen a lograr los objetivos, entonces estás caminando en la dirección correcta, pero si no es el caso, elabora planes alternativos que te permitan trazar nuevas rutas para conseguir tus objetivos e incluso evalúa si esos objetivos son idóneos. Cuestiónate eficazmente, pide ayuda y consejo, pero toma tu propia decisión y asume responsabilidades.
8. Comunicación como Vinculación.
Es necesario en todo momento tener la capacidad de comunicar nuestras ideas. En un mundo donde el lenguaje está lleno de imágenes y sonidos y donde todos se comunican al tiempo creando un ruido ensordecedor, tenemos que conseguir comunicarnos de forma eficaz por encima de nuestras barreras cotidianas, incluyendo al interior de tu equipo, escucha con paciencia. Nuestras ideas deben encontrar un medio para transmitirse y contar con la adecuada carga emotiva para impactar en la conciencia de nuestros semejantes.
Ser receptivos nos ayudará a identificar formas eficaces para transmitir. Construye una imagen creíble, a partir de tu naturaleza sin aspavientos. Comunica de forma que se construyan vínculos y aléjate de una visión estrictamente mercadológica. No vendas ideas, transmite la capacidad que tienes de construir a través de tus ideas. La comunicación más eficaz se construye desde la horizontalidad y la proximidad. Protege tu imagen cuidando tus hábitos y conducta y de tu equipo.
9. Sentido y Motivación.
En estos días, nos volvemos piezas de maquinaria. Para reconstruir nuestra humanidad, recuerda todos los días, y recuérdale a quienes les rodean, los fines últimos y trascendentes que buscas con tus acciones. Ello te facilitará devolverle el sentido trascendente a las acciones que realizas e inyectará de motivación tu trabajo. No te prives de las emociones que encuentres en tu cotidianidad, úsalas para aumentar la energía y el gozo que se pierden en la rutina, agradece y reconoce. Cuando acuses síntomas de desgaste, acude a las fuentes esenciales de tu pensamiento, a los lazos de hermandad de tu equipo y al cariño de tu familia para que te recuerden por qué estás aquí luchando.
10. La Hermandad del Equipo.
El liderazgo ofrece con frecuencia la oportunidad de conformar equipos de trabajo y otras te insertas a un grupo ya establecido. Si puedes conformarlo, elige siempre a los mejores por capacidades, perfil, formación, personalidad y experiencia. Deberás establecer lazos con tu equipo para conseguir fines trascendentes, por lo que es necesario que quienes te acompañen compartan contigo principios y pensamiento para evitar resistencias internas. Aplica tus recursos económicos y humanos con sensatez y mesura para que tiendan al cumplimiento de los resultados más eficaces. Una vez que esté conformado tu equipo, fortalécelo, profesionalízalo y ayúdalos a ganar sus propios espacios de responsabilidad para que tus principios y objetivos se fortalezcan en diferentes ámbitos. Cuida, además, el esencial equilibrio entre la vida familiar y el trabajo tuyo y de tu equipo. No dejes que el proyecto pase por encima de sus familias o la tuya propia. El tiempo pasa rápido.
Decálogo de Líder y Equipos Humanistas
“Ningún hombre que quiera hacerlo todo solo o llevarse todo el crédito por hacerlo, será un buen líder.”
Andrew Carnegie
A partir de estas reflexiones, quedé plenamente convencida de que, de la misma forma en que éste instrumento delinea el perfil de un buen líder, es necesario proponer un perfil de equipo ideal, pues no hay liderazgo sin equipo. La sinergia entre estos dos elementos es clave para conseguir resultados exitosos, por lo que yendo más allá de la meta inicial quiero aportar proponiendo el Decálogo para el Líder y Equipos Humanistas.
1. Somos Equipo.
La responsabilidad del liderazgo exige equipos confiables, de principios comunes a todos, capaces, preparados, proactivos, innovadores y comprometidos con los fines trascendentes. El equipo fortalece al líder, lo ayuda en sus tareas, protege su integridad y minimiza riesgos. El líder empodera al equipo y crea lazos de confianza.
2. Confianza.
Construyan diariamente lazos de confianza, compañerismo y colaboración entre todos, evitando favoritismos. Cada integrante del equipo tiene una historia de la que este momento comparten una y sería bueno procurar que esta etapa sea una de las mejores para todos. Aunque nadie es indispensable, ni siquiera el líder, el humanismo enseña que toda persona es valiosa, conseguirán tus objetivos de formas más humanas, únicas e irrepetibles.
3. Principios.
Coincidir en los principios y valores brinda identidad, pertenencia y trascendencia al equipo. Es una conexión intangible que cohesiona a los integrantes y favorece la unidad, especialmente en momentos difíciles. Se hace necesario buscar las coincidencias.
4. Empoderamiento.
El mejor equipo. La capacitación y actualización del equipo convienen sean permanentes. Los integrantes del equipo deben tener la oportunidad de tomar ciertas decisiones y el líder debe respáldalas. Acompáñate de ellos en momentos complicados y privilegia su apoyo y asesoría. Asume el peso de las equivocaciones y comparte el mérito de los logros.
5. Conocimiento.
Los mejores equipos son multidisciplinarios. Es importante que cada integrante identifique las cualidades y expertise de personal y de cada compañero. Las funciones y responsabilidades se distribuirán conforme a encargos de estructura. Líder evita en todo momento a los aduladores y rechaza el ambiente de lisonjas, da una orientación horizontal al trabajo y la comunicación. Escucha pacientemente todas las opiniones e ideas y analiza la información que provee el equipo. Pondera todos los elementos y toma las decisiones estratégicas para evitar riesgos adicionales.
6. Inclusión.
Para la construcción de los proyectos se hace necesario escuchar todas las opiniones. Realizar la planeación con objetivos realistas y medios pertinentes coincidiendo a cada paso del proceso. En conjunto establecer metas, términos, procesos de evaluación y adecuar la estrategia con los posibles errores, omisiones o imposibilidades para retomar el rumbo. Nunca olvidar que el líder debe proveer de lo necesario para la implementación.
7. Retroalimentación y comunicación.
Es vital dar prioridad a la comunicación en tiempo real y evitar dejar pasar los detalles. El líder debe escuchar pacientemente al equipo cuando soliciten consultas, dudas y resolver para agilizar seguimientos y respuestas. En cada etapa de los proyectos es conveniente escuchar comentarios y asignar y asumir responsabilidades de seguimiento y siempre esclarecer dudas tanto del equipo como del líder. No dejar por entendido el mensaje sin verificarlo.
8. Proactividad.
Es indispensable en todo equipo la disposición y la capacidad de asumir tareas de manera proactiva, incluyendo aquellas que no les hayas asignado pero que resulten esenciales o que surjan como imprevistos. La eficiencia de un equipo de visualiza claramente cuando todos buscan colaborar y apoyarse.
9. Éxito.
Celebrar en equipo los éxitos, los aciertos y los resultados positivos. Es un hecho que fortalece y motiva. En el líder recae la responsabilidad de reconocer el valor de colaboración.
“Nosotros” es más importante que el “yo” en un liderazgo humanista.
10. Trascendencia
Un liderazgo humanista y un equipo capaz producen resultados que dan pauta al mejoramiento interno y del entorno, y se convierten en ejemplo para otros. Transmitan su experiencia, impulsen equipos y lleven esta forma de trabajar a otros espacios.
Este Decálogo busca la trascendencia de sus acciones, de sus ideas y pensamientos, sólo de esa forma podremos en algún momento aspirar al éxito, y sólo será útil si lo ponemos al servicio de nuestros ideales humanistas.
Me comparte mi maestro Alejandro Landero que el Liderazgo Humanista requiere mucha Virtud, pues caminemos construyendo esa Virtud.
Soc. María de los Ángeles Dueñas Nava
Twitter: @AngelesDuenas
FB: Angeles Dueñas