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¿Dejar hacer, dejar pasar?, ¿Es la solución?

Esther Quintana.- A la vista de los acontecimientos que hemos estado viviendo en el actual régimen, me he preguntado si alguna vez ha existido en México la democracia. ¿Cómo es que hemos llegado a esto de su mano? ¿Llegamos de su mano? Hemos visto como en el día a día se denigra la vida institucional en nuestro país. ¿Existe la democracia? Tiene una premisa: la libertad. La libertad no es el culmen de la felicidad, si no la no sujeción a las ocurrencias de quienes en un momento determinado tienen a su cargo el Gobierno. Se lee muy bonito en nuestra Carta Magna que el pueblo es soberano… ¿Soberano? Si lo fuéramos otro gallo nos cantaba. Los que juegan por encima de los intereses de la nación son los de quienes se hacen del poder a punta de exacerbar las pasiones del electorado. Vivimos bajo la impronta de leyes hechas a modo del que tiene la mayoría en el Congreso, y esto no es nuevo. ¿Sabe por qué? Porque al grueso de los gobernados les vale una pura y dos con sal la división de poderes, es más, muchos ignoran lo que eso significa. Si las generaciones de ayer y por supuesto las de hoy, tuvieran conocimiento de por qué el Poder Constituyente le dio facultades al Poder Legislativo para ser el contrapeso del Poder Ejecutivo y evitar que este se desborde –como ha sucedido en mayor o menor medida–, no hubiéramos tenido partido hegemónico por 70 años, la alternancia hubiera rendido mejores frutos, el impasse del retorno se habría dado sin los resultados nefastos que conocemos y un individuo del talante del que ahora gobierna estaría acotado por el imperio genuino de la ley.

Tenemos un titular del Poder Ejecutivo, hoy, que ante el señalamiento del INE de que durante la campaña electoral que tendremos en los próximos meses no podrá seguir llevando sus mañaneras en los términos en que hoy lo hace porque en el artículo 41, apartado C, de la Constitución de la República, así se establece, y responde diciendo que se está atentando contra su libertad de expresión. El primer obligado a observar la ley es el Presidente del País, lo dispone el artículo 83 del mismo ordenamiento en cita, en su fracción primera.